Watapana. Jaargang 4
(1971-1972)– [tijdschrift] Watapana– Auteursrechtelijk beschermd
[pagina 4]
| |
a guisa de introducciónEn este número especial consagrado al ‘Carifesta’ (Caribbean Festival of Creative Arts 1972) quisiera insistir en el dilema lingüístico de las Antillas Neerlandesas ai que ya había aiudido hace dos años, en el número de ‘Watapana’ con motivo dei Día de la Hispanidad (No. 1, octubre de 1970). En una conferencia sobre ‘El bilingüismo en la enseñanza de las Antillas Neerlandesas’, dada el 26 de noviembre de 1970 con motivo del tercer lustro de la Asociación Estudiantil Antillana (‘CANOA’) en la ciudad universitaria de Nimega (Países Bajos), expuso F.W. PrinsGa naar voetnoot1)) sus ideas acerca de la Ley ‘Mamoet’ aplicada a la enseñanza en las tres islas Aruba, Bonaire y Curaçao. Opinaba Prins que los alumnos deberían aprender a fondo el papiamento, su lengua vernácula, en los primeros años de la enseñanza básica y que, luego, sólo a partir de la tercera clase, podría iniciarse la enseñanza del holandés. A la pregunta, hecha por algunos estudiantes presentes, de por qué la segunda lengua ha de ser forzosamente el neerlandés, el señor Sprockel, director del Departamento de Enseñanza, se contentó con decir: ‘Es que tenemos lazos económicos y culturales con los Países Bajos’. Esta respuesta, desde luego, no calmó la inquietud de algunos estudiantes antillanos, quienes aquella misma noche hicieron suyas las palabras del doctor L.F. Triebels, antropólogo de la Universidad de Nimega: ‘Toda la transculturación neerlandesa o, si se quiere, el nexo cultural con los Países Bajos, apenas encuentra un suelo nutritivo natural en las propias Antillas. A consecuencia de la concentración llevada a cabo durante siglos enteros en el terreno económico, no sólo ha estado privado el pueblo de una ideología nacional, sino que, debido a una actitud impuesta, se ha hecho discutible si los Países Bajos y los neerlandeses pueden servir de referencia cultural y social, generalmente aceptada’.Ga naar voetnoot2) Es preciso señalar que la impresión favorable que en el mundo exterior se tiene con respecto al carácter multilingüista de nuestras islas, en realidad viene a constituir un grave problema para los habitantes de las Antillas Neerlandesas. Durante años y años, por no decir siglos, el antillano (de Aruba, Bonaire y Curaçao) se ha visto forzado a hablar, aparte del papiamento, otros tres idiomas: el holandés, el inglés y el castellano. La imposición dei holandés como lengua oficial de las Antillas Neerlandesas le hizo observar a un historiador: ‘Nos encontramos ante un curioso problema. Los predicadores pronuncian sus sermones en holandés, la mayor parte de la enseñanza se imparte en holandés y en toda la administración gubernamental, en la justicia y en el notariado se echa mano del holandés. Sin embargo, escribía | |
[pagina 5]
| |
el director del ‘Collegium Neerlandicum’ en 1866: ‘El holandés que aquí se oye y se aprende es lamentable, casi incomprensible....’Ga naar voetnoot3) Ese ‘multilingüismo’, pues, ha impedido y sigue impidiendo a nuestros ciudadanos tener la fluidez de palabra necesaria para poder expresarse con precisión. ‘Aquí hablamos muchos idiomas - dijo Hubert Booi en una entrevista con Norma Valle - pero en realidad no dominamos ninguno’.Ga naar voetnoot4) Unos hablan de ‘trilingüismo’ refiriéndose a la situación lingüística de nuestro país. Otros, como el señor Sprockel, por ejemplo, opinan que son muchos los casos en que el neerlandoantillano se sirve de cuatro idiomas y puede saltar ‘con una admirable facilidad’ de un idioma a otro. Por nuestra parte, en vista de las aspiraciones de independencia política y dada la situación geográfica de la región del Mar Caribe, estamos más bien inclinados a creer en la poca importancia que para las Antillas mal llamadas ‘neerlandesas’ tendrá la lengua neerlandesa en el futuro. Prins, sin embargo, sigue subrayando el valor de la lengua neerlandesa en nuestra enseñanza. Pero opina el catedrático neerlandés, por otra parte, que en nuestra enseñanza primaria no deben tener cabida los estudios del inglés y del español. Con semejante plan de estudios creemos nosotros, por el contrario, que no se hace justicia a la personalidad antillana. Si el habla es una manifestación y una exposición de la existencia humana,Ga naar voetnoot5) imponiendo el neerlandés como lengua de las Antillas y rechazando el inglés y el español, ponemos en duda que así se afirme nuestra propia existencia. Antes bien, lo que tememos es todo lo contrario: que a consecuencia del régimen colonial que les ha estrechado la visión a los súbditos de Aruba, Bonaire y Curaçao, estas islas sigan siendo consideradas por lo mismo como ‘colonias’ de los Países Bajos. Tal vez con la rehabilitación del inglés y del español en nuestra enseñanza abriríamos el camino a nuestra cultura hacia un cosmopolitismo en que el conocimiento de las lenguas se vaya imponiendo cada día más. Porque - como dijo el mexicano Carlos Fuentes - una cultura sólo puede ser provechosamente nacional si es generosamente universal. Tal vez así daríamos a entender a nuestros vecinos en el territorio caribe que, a pesar de una colonización neerlandesa, no carecemos de ideas claras sobre la emancipación politico-cultural y que con ellos formamos ese mundo caribense de ‘confraternidad humana’ proclamado por el haitiano Jean Price-Mars, hace 15 años: ‘Alors, désormais, nous devons nous sentir tous liés, à quelle région des Caraïbes que nous appartenions, à la même tâche de coopération et d'entente par les mêmes obligations de voisinage, les mêmes intérêts de défense ethnique, les mêmes aspirations de confraternité humaine’.Ga naar voetnoot6)) Y si hoy nos avanzamos un paso para alzar la voz en castellano, es porque esa lengua y su literatura constituyen un factor muy importante en la formación de la cultura de nuestras islas mal llamadas ‘neerlandesas’. | |
[pagina 6]
| |
Nuestra literatura en español, de la que hemos tratado algunos aspectos en el número primero del año III, con motivo del Día de la Hispanidad, no ha recibido hasta ahora atención alguna, ni desde un punto de vista lingüístico, ni históricoliterario. De ahí que Henríquez Ureña haya señalado que en nuestras islas quedaron ‘muy pocos rastros de cultura española’. Pero, en realidad, la hispanidad ha penetrado en el alma del neerlandoantillano. Aún los mejores autores antillanos que se dedican a cultivar la lengua neerlandesa literariamente han sido influídos por el hispanismo. Cuenta Terlingen por ejemplo: ‘Lo mucho que Colá DebrotGa naar voetnoot7) está embebido en la cultura española se observa en una de sus colecciones de poesías en holandés que lleva el título significativo de ‘Bekentenis in Toledo’ (Confesiones en Toledo; 1945). El mismo Debrot subraya que Tip Marugg y Boeli van Leeuwen, grandes cultivadores también de la lengua neerlandesa en Curaçao, se manifiestan como los defensores del ‘sentimiento trágico de la vida’ preconizado por el escritor vascocastellano Miguel de Unamuno. ‘Además - observa Debrot - en Boeli van Leeuwen está transparente una estructura espiritual barroca, que cuadra mejor en las corridas de Pamplona que en una feria de libros en Amsterdam’.Ga naar voetnoot8) Es fácil decir que tenemos ‘lazos culturales con los Países Bajos’, sin poner a prueba la veracidad de esa pretensión.
Henry Habibe |
|