Sobre la inteligencia humana
(1983)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd
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cerebro. Lo que sucede en esos primeros años tan vitales es un verdadero lavado de cerebro. ¿Por qué un niño es católico romano y otro protestante? Fíjese en la Irlanda de hoy. ¿No se relaciona la educación, especialmente en el caso de los padres, con poder descodificar mucha de la basura que se introdujo en los cerebros entre los cero y seis años? ¿No es eso lo que quieren hacer los rusos en Polonia, cuando intentan que los individuos de una nación profundamente religiosa (condicionada) se conviertan en creyentes del marxismo-leninismo?
¿Me permite hacerle una pregunta? ¿De qué está hablando, de la manipulación de la mente, de los procesos que tienen lugar en ella, o de las dos cosas?
¿No están interrelacionadas? Se perjudican y se contaminan los procesos mentales, violando la libertad individual de elección, mucho antes de que el niño tenga seis años.
Cuando habla usted de descodificar determinadas creencias, está tratando cometidos.
¿Se puede hacer?
No tengo la menor idea.
Entonces, dígame: ¿para qué sirve la educación de los padres, si no se acaba primero con todos los absurdos que se han transmitido de generación en generación a lo largo de la historia?
Cuando hablo del máximo desarrollo de las capacidades humanas, no me refiero a los contenidos per se. Me refiero a un proceso.
Pero los procesos de los que usted se ocupa ya están completamente contaminados y deteriorados antes de que los estudie.
Yo hablo de la capacidad de aprender, de la capacidad de actuar en el mundo, de la capacidad de relacionarse con las personas eficazmente.
No entiendo cómo en estas cuestiones se pueden ignorar los contenidos.
Admito que las creencias interactúan con esas capacidades, pero eso de que existen creencias específicas, codificadas en la mente, que luego son transformadas deliberadamente por alguien que tiene un perfecto conocimiento de los procesos mecánicos, es algo que no entiendo en absoluto. | |
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Tenga en cuenta que no estoy hablando de lavar el cerebro de las personas para hacerlas nazis o comunistas. Y tampoco creo que se las deba convertir en protestantes o hinduistas.
No entiendo nada de lo que dice.
Lo que pregunto es si la educación de los padres sirve de algo, si no se llega hasta las raíces de la programación arcaica del cerebro.
Por supuesto que sí. Está clarísimo. Si me da un niño completamente nuevo, que goce de perfecta salud física y esté bien dotado, dentro de dos años le puedo devolver un tullido o un ser humano perfectamente desarrollado.
Muy bien, ha puesto usted el ejemplo de un niño. Pero yo creía que estábamos hablando de la educación de los padres. Me temo que la mayoría de ellos proceden de ese niño tullido del que habla. ¿Cómo se puede 'educar' a los padres cuando están llenos de concepciones erróneas sobre sí mismos y sobre el mundo en el que viven?
Me parece que está usted en las nubes. Creo que está considerando el problema muy superficialmente y se olvida de algunos aspectos. Permítame ponerle un ejemplo específico:
Los padres que tienen por primera vez un hijo, tienen que aprender por sí mismos cómo educarle. Nadie les da 'instrumentos' con lo que hacerlo, al menos en este país. Aquí simplemente se les pone delante del niño y se les dice: ‘ahí tenéis vuestra responsabilidad’.
No estoy de acuerdo. Creo que las mentes de los padres están llenas de 'instrumentos' en forma de anacronismos y verdaderos absurdos que no guardan absolutamente ninguna relación con la Era Nuclear en la que vivimos. Y transmiten esos 'instrumentos' (concepciones, creencias y mitos) al niño, que se encuentra indefenso ante esta programación.
Pero creo que deberíamos volver al tema de la inteligencia.
Gracias al estudio del desarrollo de la inteligencia que se ha venido realizando a lo largo de los últimos ochenta años, tenemos algunos conocimientos sobre la continuidad del desarrollo. Evidentemente, nuestra ciencia no es perfecta. Pero sabemos que un niño de seis años, cuya inteligencia se encuentra en el percentil noventa y cinco, ha empezado muy bien. Basándonos en el cálculo de probabilidades, lo más seguro es que siga siendo un ser humano excepcionalmente inteligente. | |
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Si el mismo niño, de seis años, se encuentra en el percentil veinticinco o treinta, las posibilidades de que más tarde sea muy inteligente no son cero, pero son muy pocas. Eso es algo que ha quedado perfectamente establecido tras varias décadas de investigación sobre el curso del desarrollo de la inteligencia.
También sabemos que, a los tres años, estos modelos están ya parcial pero no perfectamente establecidos. Esto significa que el niño que es excepcional a los tres años, el que ha sobresalido durante los tres primeros años, posiblemente lo va a ser también a los seis, a los ocho, a los diez y así sucesivamente. Todavía pueden retroceder. Muchos lo hacen. Pero mediante el cálculo de probabilidades, podemos asegurar que el modelo ha quedado más o menos establecido alrededor de los tres años.
No ocurre lo mismo con la mayoría de los niños de un año de edad. Un niño que está excepcionalmente avanzado cuando tiene un año, no sigue estándolo necesariamente cuando tiene tres. Si sus puntuaciones se encuentran en el percentil noventa y cinco, la probabilidad de que sigan siendo tan altas, cuando tenga tres años, es la misma que la de otro niño cuyas puntuaciones se encuentren quizá en el percentil cuarenta y cinco.
¿Cuáles son los orígenes de estos desarrollos?
Estamos empezando a conocerlos ahora.
Toda una serie de estudios internacionales han demostrado que las puntuaciones de noventa o ciento cuarenta a la edad de un año no tienen por qué ser igualmente buenas a los tres años. El motivo de esto resulta muy interesante. Tiene que ver con el lenguaje y la inteligencia, pues las puntuaciones de los tests son consecuencia de estas dos capacidades, no del talento musical o de la habilidad motora. Lo que hemos estudiado más que ninguna otra cosa es el lenguaje y la inteligencia.
El proceso de adquisición del lenguaje, es decir, de palabras con significado, comienza alrededor de los seis u ocho meses de edad. El crecimiento que se produce entre este período y los tres años es enorme y muy rápido.
A la edad de un año, la cantidad total de lenguaje que un ser humano puede procesar es pequeñísima. Por tanto, si se somete a prueba el lenguaje o la inteligencia de un niño de un año, lo que se registre no reflejará de una manera sustancial el grado de desarrollo que alcanzarán estas capacidades. Porque aún no ha habido | |
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tiempo suficiente para que el niño muestre si va retrasado o adelantado.
La habilidad del lenguaje comienza a ser realmente significativa en algún momento a partir del primer año de vida. Por tanto, empieza a ser susceptible de predicción alrededor del segundo año, pues para entonces ya ha pasado el tiempo suficiente y el niño ha adquirido un número considerable de palabras.
Pero sólo los niños más sobresalientes comienzan a estabilizarse, en lo referente a sus modelos de desarrollo, en ese momento. Y es a los tres años cuando empiezan a hacerlo un porcentaje mucho mayor. Por eso, uno de los motivos de no poder hacer predicciones al año de edad, y sí a los tres, es que el lenguaje se desarrolla.
¿Y el oído?
El oído interactúa con él.
Pero el número de palabras cuyo significado puede entender un niño pequeño, al año de edad, viene a ser por término medio de cinco a diez palabras. A los dos años son unas doscientas. A los tres, alrededor de mil. Por supuesto, estas cifras son variables. Siempre lo son, claro. Pero francamente, teniendo en cuenta la lentitud del ritmo de aprendizaje de la mayoría de los niños, no se puede decir que en el período que va de los siete a los doce meses haya habido tiempo suficiente como para poder observar si el proceso se está desarrollando con considerable rapidez o va retrasado.
Ahora bien, está claro que, de un modo u otro, la inteligencia se relaciona con el lenguaje. Sin embargo, nadie ha podido nunca descubrir cómo funciona exactamente esta relación. Y si no hubiera sido por una persona que se interesó por las primeras aplicaciones del lenguaje, no sabríamos nada al respecto. Si Jean Piaget no hubiera estudiado el lenguaje, estaríamos todavía en la Edad Media.
¿A quién más conoce, usted que ha entrevistado a tantos científicos, que haya estudiado también las capacidades mentales en los primeros años de vida? ¿A quién?
Me hubiera gustado entrevistar a Piaget, claro. Pero hablé con él por teléfono y me dijo, con una voz realmente débil, que no se encontraba demasiado bien como para concederme una entrevista, y poco tiempo después murió. | |
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La cuestión es, y ésta es una de las cosas más interesantes que puede poner usted en su libro, que existen dos maneras de enfocar el estudio de la mente.
Una se centra en las etapas maduras de la vida. Edward de Bono, por ejemplo, intenta transformar la capacidad intelectual de los adultos.
La otra comienza desde el principio, e investiga el origen y la formación de la inteligencia. Mis estudios tratan de etapas bastante tempranas, aunque no de los primeros momentos; pues no me ocupo, por ejemplo, del desarrollo prenatal. Se han realizado muy pocas investigaciones realmente importantes sobre la adquisición y el comienzo del desarrollo de la inteligencia.
¿Pero sus trabajos se refieren a la adquisición de la inteligencia?
Sí. Pero no somos especialistas en ese campo en particular.
Posiblemente, el aspecto más interesante de nuestro enfoque al estudio de la inteligencia es la diferencia entre los nuevos conocimientos, sobre el mundo del niño, que se desprenden de nuestra investigación, y los datos que aportó Piaget, que se referían a las estructuras del sistema intelectual.
Nosotros somos ambientalistas. Nos ocupamos de la elaboración de la experiencia diaria, por ejemplo. ¿Qué hacen los niños?
Hemos podido observar que, en el período que va de los dos a los dieciocho meses, son de suma importancia las habilidades de coordinación del mundo visual y táctil, y ningún estudio ha considerado suficientemente este aspecto, excepto los de Piaget. Pero, claro, éstos no se realizaron con un número considerable de niños. Piaget investigó solamente con sus tres hijos. Aunque, a pesar de ello, casi todo lo que descubrió resultó ser cierto; lo cual no deja de ser sorprendente.
La cuestión es que hemos estudiado cientos de casos y, por tanto, conocemos bien, al menos en lo referente a nuestra población, lo que hacen realmente los niños minuto a minuto, lo que pueden hacer, cuáles son sus límites, desde el punto de vista de las habilidades, etc. Y poseemos también bastante información sobre lo que pueden hacer los adultos para influenciar el desarrollo de sus habilidades. Piaget no se ocupó de este tema. No le interesaba. Era un epistemólogo genético, no un educador.
¿Distinguen ustedes entre habilidades primarias y habilidades maduras? | |
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En el sistema de Piaget ya existen habilidades en los primeros dieciocho meses de vida, aunque muy primitivas. Son lo que él denominó habilidades de la inteligencia sensoriomotora, semejantes a la capacidad que poseen los animales más simples para resolver problemas, utilizando el procedimiento de ensayo y error, más bien que mediante procesos de manipulación de ideas o conceptos.
En animales más complejos, como los primates o el hombre, descubrimos que el individuo desarrolla mucho más la capacidad de resolver probiemas pensando y que no depende tanto de tener que actuar para encontrar las soluciones, ni se confunde ante problemas abstractos y complicaciones.
En los seres humanos, esta capacidad tan importante no se manifiesta realmente antes del año y medio de edad. Según Piaget, durante los primeros dieciocho meses de vida, los niños son incapaces de pensar. Y no conozco ninguna otra opinión más convincente.
Pero, ¿qué significa esto? Pues significa que, si queremos comprobar las habilidades mentales superiores, lo cual se puede lograr perfectamente con niños de seis años, podemos hacerlo en parte cuando tengan tres años, pero nunca cuando tienen uno.
Paralelamente se desarrolla la capacidad de retener imágenes en la mente a corto plazo. Y resulta interesante comprobar cuán débil es la memoria, a corto plazo, de los niños, colocando obstáculos ante lo que están tratando de hacer. Si se retrasa su encuentro con aquello por lo que están interesados, lo olvidan en cuestión de unos cuantos segundos.
Pero, entre los ocho meses y un año y medio, se produce un rápido desarrollo de la capacidad de retener las imágenes, y la memoria a corto plazo experimenta un gran progreso en este período. Lo que quiero decir es que, al año de edad, las habilidades mentales superiores no se manifiestan en el grado necesario como para permitirnos analizarias y poder observar un considerable avance o retraso. A los tres años, están lo suficientemente desarrolladas para alcanzar este objetivo, aunque ya estaban bastante evolucionadas a los dos años.
El proceso de adquisición del lenguaje comienza un poco más tarde, aunque casi todo él tiene lugar dentro del mismo intervalo de tiempo, entre los seis y siete meses y los tres años. Este es el motivo de que no podamos hacer predicciones. No se puede observar la formación de modelos permanentes en el ser humano hasta los dos años, o mucho mejor, a los tres. Aunque hay una excepción. | |
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¿Su objetivo, entonces, es estudiar la interacción entre padres e hijos, principalmente durante los tres primeros años de vida?
No, eso es demasiado restringido. Yo estudio la experiencia en general, para observar su influencia sobre el niño. Si nos limitamos a observar exclusivamente la entrada de información en el ser humano, omitiríamos el noventa por ciento de las experiencias diarias de un niño de un año.
¿Por qué?
Si observáramos continuamente el curso de la vida diaria de los niños de uno y dos años, descubriríamos que la cantidad total de tiempo en que un ser humano interactúa con ellos, representa solamente alrededor del diez por ciento del día, a la edad de un año. Durante los tres primeros años, esta interacción nunca alcanza la tercera parte del día.
Entonces, ¿cómo es el aprendizaje hasta los tres años?
Es muy variable. Pero si queremos comprenderlo, no podemos limitarnos a estudiar exclusivamente el que se produce a través de la enseñanza humana, durante estos primeros años. Porque esta enseñanza representa una parte muy pequeña de la vida diaria del niño. El aprendizaje se debe con mucha más frecuencia al instinto de exploración humano en sí mismo, que a la interacción con otros seres humanos. Ahora bien, si consulta los estudios científicos que tratan de los primeros años de vida del ser humano, descubrirá que contienen menos información de la que esperaba.
¡Tiene gracia!
Se ha hablado y se ha escrito mucho sobre este tema, pero con unos fundamentos científicos muy limitados. Yo pienso que, si se quiere conocer el desarrollo de cualquier criatura basándose únicamente en la literatura existente sobre el tema, lo mejor es leer trabajos elaborados por personas que lo hayan estudiando directamente. Uno de los escritos más influyentes de este siglo, acerca del desarrollo de los seres humanos, es la investigación que llevó a cabo Sigmund Freud sobre la sexualidad infantil. Fue un tratado teórico muy significativo. Pero en mi opinión, desde un punto de vista científico, no existe nada que pueda sustituir al enfoque directo que se está dando actualmente al tema del desarrollo de los seres humanos.
Y si no hubiera sido por el Head-Start y otros estudios que se realizaron en este país en los últimos quince años, seguiríamos teniendo muy poco en lo que basarnos. | |
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Mencionó usted a la doctora Alberta Siegel.
Sí, nos prestó una gran ayuda en los años sesenta. Por aquel entonces, disponíamos de mucho dinero para invertirlo en el estudio de los primeros seis años de vida. Yo estaba muy interesado por saber qué tipo de trabajos se estaban realizando al respecto en ese momento y se lo pregunté a la doctora Albert, que era redactora de nuestra publicación Child Development Ga naar voetnoot(1), la primera revista que se había realizado sobre el tema. No me sorprendió mucho su respuesta. La mayoría de los investigadores del desarrollo infantil se ocupaban sólo de niños de seis años en adelante.
¿Por qué?
Muy sencillo. Porque es muy fácil encontrar niños de esta edad en las escuelas. Existen algunos estudios realizados con niños de tres a cinco años y bastantes menos con los que van al jardín de infancia y a las escuelas de párvulos. También hay algunos sobre niños de menos de cinco días. Conociendo al médico apropiado dentro de un hospital, se tiene acceso a un grupo de niños al que se puede estudiar durante los cinco primeros días de vida, antes de que se los lleven a casa. Pero entre los cinco días y los tres años hay poquísimas investigaciones. Y, sin embargo, siempre hemos sabido que el lenguaje es sumamente importante para el ser humano, ya que de dos tercios a tres cuartas partes de su desarrollo se producen durante los tres primeros años de vida. También sabemos que para que exista la capacidad de amar, el niño tiene que establecer un vínculo de afecto con alguien, y que éste se origina durante los dos primeros años de vida. Muchos de nosotros estamos de acuerdo con las ideas de Piaget, que fijan las raíces de la inteligencia en los dos primeros años, los cuales son también los más importantes. Por tanto, los comienzos de las habilidades del pensamiento tienen lugar durante los dos primeros años de vida.
¿Los padres son plenamente conscientes de todo esto?
Muy pocos. ¿Cómo podrían serlo?
Se debería aprender en la escuela. Si se les enseña a los niños dónde está la Unión Soviética, ¿por qué no hablarles de los hechos de la vida?
Es cierto. Ese es el objetivo de todo mi trabajo. Si queremos que las personas sean mejores, que desarrollen sus potencialidades | |
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al máximo, aquellos de los que el niño recibe sus primeras enseñanzas deberían estar informados sobre el tema.
Me agrada pensar que lo que hemos hecho está abriendo un nuevo campo de estudio. Realmente hemos llegado a conocer muy bien el proceso de la crianza del niño. La única forma de estudiarlo es yendo a donde tiene lugar.
¿Qué utilidad ve usted al proyecto que han emprendido los venezolanos?
Ante el proyecto venezolano, siento afecto y frustración. Afecto, porque representa un intento de ser racional en contra de la tradición. Esta se opone a lo que el presidente Herrera Campins y el doctor Machado quieren hacer, lo considera ridículo. El niño debería empezar a ir a la escuela a la edad de seis años, pero el caso es que la tradición es contraria al conocimiento y a la ciencia. Durante diez años he estado intentando que, en este país, el sistema de educación público se haga responsable de dirigir el desarrollo en los primeros años de vida. La tradición lo critica. Así que, por un lado me siento solidario con el proyecto venezolano.
Me siento frustrado porque, a petición suya, hace un año examiné con ellos la parte de su proyecto que se refiere a los niños más pequeños y al buen comienzo de su desarrollo, que, después de todo, es a lo que considero que hay que dar mayor prioridad. No puedo entender cómo existen personas que quieran dejarlo para más tarde. Sin embargo, esa es la parte más desatendida de todo el proyecto. Estuve unos cuantos días en Caracas y expliqué con todo detalle lo que habría que hacer. Propuse un plan, pero no se ha emprendido absolutamente nada. En este sentido me siento frustrado.
Sin embargo, seguramente estará usted de acuerdo con el doctor Machado en que el ser humano apenas aprovecha sus potencialidades.
Estoy en completo acuerdo con este concepto, que es absolutamente cierto. Está claro que lo más valioso de una nación, como dice Machado, son sus individuos. Y también, que estos individuos podrían llevar una vida más satisfactoria y alcanzar niveles más altos de realización, si se prestara más atención a los procesos de educación. Es cierto. Lo único que tengo que objetar al proyecto venezolano es que no se ocupa lo suficiente de los primeros años de vida. Los medios que se invierten en estas primeras etapas | |
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son mínimos comparados con los que se dedican al resto del proyecto. Es como empezar la casa por el tejado. No tiene sentido.
Nuestro trabajo está orientado al desarrollo total del niño. Me refiero al desarrollo de sus habilidades y sus aptitudes. Nos proponemos que crezca feliz, capaz y bien equilibrado. Y creo que el proyecto venezolano no parece estar muy en la línea de una orientación humanista.
En diversas conversaciones que mantuve con el doctor Machado y la doctora Beatriz Manrique, la directora del proyecto familiar, me aseguraron que su propósito no era sólo que el niño practicase una capacidad aislada o se convirtiera en un virtuoso del violín, sino que también pretendían su desarrollo integral. Pero la actuación del doctor Machado parece desmentir aquellas palabras. Sus acciones se dirigen con tanta intensidad a exhibir talentos espectaculares, que está claro que no le interesa ni intenta realizar en absoluto otro objetivo que no sea ése. Por eso creo que la crítica que hizo el doctor R.D. Laing en la conversación que mantuvo con usted es perfectamente legítima. Y supongo que tampoco estará de acuerdo con la idea de acelerar por la fuerza el talento musical o intelectual, en lugar de recordar que el propósito del proyecto era el desarrollo de un conjunto completo de valores, que eleve el humanismo a un plano superior.
Preferiría mil veces más un ser humano íntegro y con capacidad de amar, aunque no tenga mucho talento, que uno capaz de provocar un holocausto. |
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