Sobre la inteligencia humana
(1983)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd
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La educación privilegiada.
Los estratos, más bien minoritarios, de la clase privilegiada no utilizaban el sistema público para educar a sus hijos. La educación pública, a gran escala, ha empezado a ser un hecho en Venezuela sólo muy recientemente, y al parecer, no da tan buenos resultados como en otros países que tienen una historia y un desarrollo similares.
No obstante, políticamente el doctor Machado parece decir que todo el mundo debería tener el mismo derecho a aprender.
Es cierto. Sin embargo, el ministro Machado también cree que la inteligencia es una característica unificada, una determinada capacidad específica que las personas poseen en mayor o menor grado. Los psicólogos, por el contrario, piensan que, en realidad, la inteligencia no es una sola característica, sino un conjunto de ellas, que se expresan en diferentes tipos de habilidades; habilidades evidentes, como leer, recordar o razonar.
¿Y los instintos?
Es posible que también. Si con instinto se refiere a un elemento motivacional, como el impulso a aprender, entonces evidentemente es un componente más de este asunto tan complicado. No me cabe duda de que, al menos parte de él, y tal vez a su debido tiempo, todo se puede educar.
¿Programar?
Creo que no es esa la palabra adecuada.
Pero en realidad se trata de eso.
¿Por qué no llamarlo simplemente educación? Cuando estuve en Caracas, observé que la creación del Ministerio para el Desarrollo de la Inteligencia, por el doctor Machado, había levantado una gran polémica. Había muchas personas que no estaban seguras de que la inteligencia fuese exactamente un tema del que tuviera que ocuparse el Gobierno. Pero suponga que se crea por primera vez un Ministerio para el Desarrollo de la Salud. Abarcaría gran cantidad de tipos diferentes de actividades, instalaciones y servicios, todos ellos dedicados al mismo tema. La idea de un Ministerio para el Desarrollo de la Inteligencia se puede interpretar de la misma forma, y tal vez parezca menos extravagante de lo que les pareció a muchos al principio. | |
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A veces da la impresión de que el doctor Machado cree que su Ministerio va a transformar a Venezuela, por no decir al mundo entero, en dieciocho meses. Aunque ahora acepta expectativas más modestas, propuestas por los psicólogos que ha consultado.
Lo que se propone hacer es sumamente útil. Me resulta muy agradable trabajar con él.
Hemos conseguido interesar a algunos de los científicos de Belt, Berauch & Newman, una gran empresa de ingeniería de Cambridge que cuenta con cinco mil empleados y ochocientos profesionales; el veinte por ciento de los cuales son doctores universitarios, incluyendo a un grupo de psicólogos especializados en el procesamiento de información humana. Esto tiene mucho que ver con lo que el doctor Machado denomina inteligencia.
¿Qué es lo que piensan hacer?
Nos vamos a ocupar de los niños de educación secundaria y del aprendizaje de lo que el doctor Machado denomina con bastante exactitud 'habilidades de pensamiento'.
Es cierto que, a veces, da la impresión de que el doctor Machado intenta cambiar el mundo. Pero, ¿las necesidades de Venezuela son las mismas que en las naciones avanzadas como, por ejemplo, Holanda?
Creo que, realmente, algunos de los programas que se están planificando podrían servir para cualquier otro sitio. Pienso que hay ciertos tipos de habilidades cognoscitivas de las que todos los países podrían beneficiarse. Pero, por otro lado, es absurdo cambiar por cambiar. Una misma cosa puede dar estupendos resultados en un sistema educativo y muy malos en otro. Además, también puede ocurrir que la tecnología de la educación no esté lo bastante preparada para recibir cualquier tipo de educación acelarada que podamos inventar nosotros.
Por tanto, aunque creo que lo que supone el doctor Machado es muy positivo, puede que no sea el momento oportuno de ponerlo en práctica, o puede que sí. Tal vez fuese mejor intentarlo dentro de nueve o diez años. Eso es lo que estamos tratando de averiguar.
Dicho esto, permítame advertir a sus lectores que el argumento filosófico del doctor Machado me parece muy acertado. Comparto su opinión de que la causa principal de las contiendas políticas del mundo es tanto la diferencia de inteligencia entre las personas como las diferencias económicas o de clase social. | |
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¿Y qué me dice de los católicos y protestantes irlandeses, que al parecer van a estar siempre degollándose unos a otros?
En este mismo momento, hay seguramente una diferencia de diez o doce puntos entre los CI de los irlandeses y los ingleses del Reino Unido, que puede que sea la verdadera causa de los conflictos políticos y sociales de esa parte del mundo. No sé cuál es el origen de esa diferencia. Puede ser debida a distintos grados de educación, de ambiente cultural, de perspectivas, etc. Son muchos los factores que pueden haberla producido.
No lo puedo creer.
Permítame expresarlo de otra manera. Creo que si se pudieran modificar las puntuaciones de los ingleses e irlandeses del Reino Unido en los tests de capacidad académica, los problemas políticos, sociales y culturales desaparecerían rápidamente. No hay nada mágico en ello. La diferencia de puntuaciones es la primera señal de que, en un momento posterior de la vida del niño, habrá una diferencia en la media de ingresos, en el éxito y en los niveles subsiguientes de educación.
¿Se refiere usted a los niños o a los adultos?
A ambos. Las diferencias en el CI no parecen cambiar de la infancia en adelante.
¿Ocurre lo mismo en Africa o, pongamos por caso, en la eterna lucha entre árabes e israelíes?
No dispongo de cifras sobre Oriente Medio, pero estaría dispuesto a arriesgarme a darlas. Y lo haría porque la inteligencia juega un papel importantísimo en cualquier problema.
Cuando el yugoslavo Milovan Djilas escribió La nueva clase, se sirvió no sólo de la crítica del poder, sino también de las ganancias extras del poder. Las convicciones igualitarias de la revolución yugoslava no hicieron más que preparar el terreno a una nueva élite, que, sin lugar a dudas, al principio se basaba en la capacidad mental.
Por tanto, creo que los argumentos del doctor Machado son ciertos. Tiene razón. Es una especie de genio.
Sobre todo para lograr mantenerse políticamente a flote con un pensamiento tan avanzado. | |
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Eso es lo que quiero decir con genio. Es un visionario. Además, despierta la simpatía de las personas. Le he visto muchas veces delante del público, incluso en Caracas. Al principio, la audiencia mostraba cierta hostilidad, y por eso, mi primera reacción fue pensar que no había esperanza, que no íbamos a llegar a nada. Pero, al final, todo el mundo le llamaba Luis Alberto y le abrazaba, porque el ministro establece una relación de confianza con las personas.
Personalmente, lamento que muchas veces, después de elaborar argumentos sumamente eficaces y muy convincentes, los desarrolla con tanto detalle que en cierta forma los destruye. He visto cómo sucedía esto en junio de 1981, en la conferencia del Club de Roma de Caracas. Se pone tan exaltado que dan ganas de decirle ‘In der Beschränkung zeigt sich dar Meister’.
¿Cómo ha reaccionado el público americano a las ideas revolucionarias del doctor Machado, como él las llama?
Dio una charla aquí en Harvard, y debo decir que obtuvo un clamoroso éxito. A todo el mundo le gustó mucho. Casi habría que decir que el público de Nueva inglaterra lo devoró. En nuestra publicación oficial, la Harvard Gazette, se informó detalladamente de ella.
Sin embargo, Burton White (véase entrevista) se mostró bastante crítico; y según él, los venezolanos no prestan suficiente atención al período crucial de la vida del niño que va de cero a tres años.
Mis conocimientos no me permiten opinar, porque no estoy familiarizado con todo lo que se está haciendo en Caracas. Sé que el trabajo de Edward de Bono se centra en los niveles educativos de menor edad. Nosotros nos ocupamos del nivel de séptimo curso. De Bono me parece que se dedica al cuarto curso de la enseñanza elemental; y, por supuesto, está también el proyecto familiar de Beatriz Manrique, que es el proyecto para la infancia. No obstante, por ahora no sé nada sobre los resultados.
Yo creo que el doctor Machado se está ocupando de los niveles apropiados, aunque tal vez debería atender también a las etapas más tempranas.
¿Cuáles son los primeros resultados de sus estudios en Venezuela?
Son realmente muy interesantes. En este momento, nuestro equipo trabaja en la capital provincial de Barquisimeto. Estamos haciendo tests de inteligencia a unos mil escolares. Ya hemos pasado tests a muestras de varios cientos de niños. Hemos adaptado nuestros | |
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programas a la situación específica de Venezuela, están en español y se han elaborado a partir de datos culturales venezolanos. A estos niños nunca se les había hecho un test de inteligencia. Era un territorio virgen. Los resultados han sido sumamente interesantes. Las puntuaciones son muy similares a las que se obtienen en otras partes del mundo. La varianza, por ejemplo, es muy semejante a la de Estados Unidos. Esto, en sí mismo, es una contribución muy importante al desarrollo de instrumentos objetivos para el estudio de la población.
¿Cuál es el objetivo de su programa de Barquisimeto?
Estos resultados nos proporcionan una línea en la que basarnos. A este respecto tienen dos funciones: por un lado, nos permiten llevar un control de los niños que pasan por las primeras etapas de escolarización. Por tanto, podemos seleccionar grupos de niños para saber si los grupos que han asistido a nuestro curso son comparables en inteligencia a los que no asistieron. Para empezar, es absolutamente esencial hacer esto.
Por otro lado, estos resultados nos proporcionan un índice de aptitud, y así, al final del curso, podemos volver a pasar los tests, tanto a los niños que asistieron a él como a los que no. De esta forma, claro está, observamos si se ha producido alguna diferencia.
¿Esta es la manera en que se proponen elevar la inteligencia?
Bueno, el curso ha cristalizado bastante desde la primera vez que hablé con usted hace un año. Ahora ha tomado forma. Es un programa que se dirige a un pequeño número de diferentes habilidades cognoscitivas del pensamiento. Es casi seguro que cada una de ellas guarda relación con las puntuaciones de un test de inteligencia. Unas más y otras menosGa naar voetnoot(2).
¿Podría describir qué habilidades ha utilizado?
En primer lugar, las habilidades que creemos que realmente se pueden mejorar, y en segundo lugar, las que pensamos que pueden ser útiles al niño dentro y fuera de la escuela.
Se podría decir de la siguiente forma: lo que estamos haciendo es enseñar a los niños venezolanos a utilizar una serie de instru- | |
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mentos que en general creemos que son útiles. No es nada insólito, lo único que tienen de extraño estos instrumentos es que están en sus cabezas.
Sigo sin entenderlo muy bien. Aunque usted parece dar a entender, entre otras cosas, que estos instrumentos están presentes, pero subdesarrollados.
Exacto. Son instrumentos cognoscitivos. En realidad, hemos puesto en práctica su enseñanza en Barquisimeto y las respuestas de los niños han sido sumamente alentadoras.
¿Utilizó personal de su propio equipo?
No, lo hicieron profesores de séptimo curso que daban clases allí y a quienes preparamos para utilizar nuestras técnicas. No pudo haber sido mejor: los alumnos estaban muy contentos y los profesores se entregaron completamente a ello. Cuando fuimos a verlos, los niños incluso nos dieron una serenata.
¿Cree que también se podrían aplicar estas técnicas en otras naciones en desarrollo, o incluso en el mundo desarrollado?
En efecto. Si tenemos éxito en Venezuela, confiamos en que estas técnicas puedan ser de utilidad en los demás sitios, incluso en las escuelas americanas. Estamos bastante convencidos -aunque todavía hay que demostrarlo- de que los profesores que utilizan este programa se animarán a aplicarlo en sus otros cursos, y de esta forma estas técnicas se desarrollarán en asignaturas más tradicionales. Ya ha sucedido en el proyecto de Edward de Bono y es muy seguro que ocurra lo mismo en este caso.
Resulta un tanto escandaloso que estos programas se estén desarrollando en Venezuela. ¿Por qué no en Estados Unidos?
No es justo hacer esa crítica.
Porque allí se llevó a cabo el Head-Start.
Y no sólo eso. Desde los años sesenta se están gastando cientos de millones de dólares en programas de intervención educativa. Los resultados no han sido tan positivos como se esperaba. Incluso hubo un momento en que se dijo que eran totalmente negativos. Pero eso tampoco es verdad. Se obtuvieron resultados positivos, aunque quizá no tan buenos como se esperaba. Y son muchas las razones de que sucediera así. En parte se debe a que las expecta- | |
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tivas eran demasiado altas. Otra razón es que no se comprendió cuán microscópicamente tiene que dirigirse la intervención educativa. Es muy frecuente no darse cuenta de que en la clase hay que intervenir con muchísima precisión y con todo detalle. Las instrucciones que recibe un profesor para aplicar nuestro programa durante cuarenta y cinco minutos, pueden sumar hasta treinta páginas de indicaciones detalladas. Y sólo así empezarán a producirse resultados realmente notables.
En realidad, sentándose al fondo del aula, desaparece la sensación de que la clase está muy controlada, porque los profesores participan activamente en ella, y así se crea un ambiente de espontaneidad en todo lo que se desarrolla en su interior. Pero la espontaneidad es parte de una estructura rígidamente prescrita. El profesor sabe que durante los cinco primeros minutos tiene que hacer tal cosa y en los cinco minutos siguientes tal otra. Espera cierto tipo de respuestas, y si no se producen, hará esto y aquello, etc.
¿Cómo ha sido su experiencia con los profesores venezolanos?
Una de las cosas que aprendimos el año pasado, aunque ya lo sabíamos desde el principio, fue cuán importante es que los profesores participen. Forman parte del público al que nos dirigimos y, por consiguiente, el profesor o la profesora interiorizarán las metas de los proyectos, a fin de llevarlos a cabo. Hasta ahora, los profesores venezolanos han resultado ser absolutamente competentes. |
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