De Tweede Ronde. Jaargang 23
(2002)– [tijdschrift] Tweede Ronde, De– Auteursrechtelijk beschermd
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Zon van Monterrey
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Sol de MonterreyNo cabe duda: de niño,
a mí me seguía cl sol.
Andaba detrás de mí
como perrito faldero;
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Saltaba de patio en patio,
se revolcaba en mi alcoba.
Aun creo que algunas veces
lo espantaban con la escoba.
Y a la mañana siguiente,
ya estaba otra vez conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
(El fuego de mayo
me armó caballero:
yo era el Niño Andante,
y el sol, mi escudero.)
Todo el cielo era de añil;
toda la casa de oro.
¡Cuánto sol se me metía
por los ojos!
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[Vervolg Nederlands]Recht vooruit de zee op,
waar hij me naartoe wil hebben,
al hangen er dichte wolken,
wat weegt de zon mij toch zwaar!
Ach, wat een pijn doet het mij, van binnen,
dit reservoir van zon
dat meereist met mij!
Ik kende in mijn kindertijd
geen schaduw, enkel zonsweerkaatsing.
Ieder raam was zon,
elke kamer was ramen.
De lange gangen spanden
bogen van licht door het huis.
In de bomen gloeiden
de kooltjes der sinaasappels,
en de boomgaard baadde
in levend vuur.
De koningspauwen waren
verwanten van de zon. De reiger
vatte telkens vlam
bij elke pas die hij zette.
En ik werd door de zon ontkleed
opdat hij aan me vast kon bakken,
ongekamd en zoet,
heldergeel en klaar:
de slaperige zon
die kinderen vergezelt.
Wanneer ik mijn huis verliet
met mijn staf en mijn knapzak
zei ik tot mijn hart:
- Je hebt daar zon voor lange tijd! -
Het is een schat - onuitputtelijk -
onuitgeput - waar ik uit put.
Ik draag zoveel zon in mij
dat ik door zoveel zon ben uitgeput. -
Ik kende in mijn kindertijd
geen schaduw, enkel zonsweerkaatsing.
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[Vervolg Spaans]Mar adentro de la frente,
a donde quiera que voy,
aunque haya nubes cerradas,
¡oh cuánto me pesa el sol!
¡Oh cuánto me duele, adentro,
esa cisterna de sol
que viaja conmigo!
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.-
Cada ventana era sol,
cada cuarto era ventanas.
Los corredores tendían
arcos de luz por la casa.
En los árboles ardían
las ascuas de las naranjas,
y la huerta en lumbre viva
se doraba.
Los pavos reales eran
parientes del sol. La garza
empezaba a llamear
a cada paso que daba.
Y a mí el sol me desvestía
para pegarse conmigo,
despeinado y dulce,
claro y amarillo:
ese sol con sueño
que sigue a los niños.
Cuando salí de mi casa
con mi bastón y mi hato,
le dije a mi corazón:
- ¡Ya llevas sol para rato! -
Es tesoro - y no se acaba -
no se me acaba - y lo gasto.
Traigo tanto sol adentro
que ya tanto sol me cansa -
Yo no conocí en mi infancia
sombra, sino resolana.
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