Debate sobre el crecimiento
(1975)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd
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48. Herbert MarcuseEl Filósofo marxista Herbert Marcuse nació en Berlín en 1898. Estudió en Friburgo y Berlín, y obtuvo en la universidad de esta última ciudad su doctorado en filosofía. Quisiera discutir con usted sobre la utilidad de la labor realizada por el MIT, por ForresterGa naar voetnoot1 con sus computadoras, por encargo del Club de Roma, a fin de estudiar de cerca cómo administrar nuestro planeta en interés de la humanidad, no de las naciones ricas únicamente.
Creo que este estudio es de suprema importancia, por cuanto denuncia desde un nuevo ángulo la destructividad y agresividad inherentes al sistema capitalista. Al mismo tiempo, señala los límites históricos de éste. El estudio habla de redistribuir y reorganizar todos los recursos del planeta, tarea que sólo creo factible si previamente se suprime el capitalismo. De comienzo a fin, la entera cuestión de la supervivencia es para mí un problema político radical, y presupone el esfuerzo por cambiar no sólo ciertas cosas en la sociedad, sino la sociedad misma.
Sí, pero el sistema capitalista se hace cada vez más poderoso.
¿Poderoso? ¿Y Vietnam, Chile y Cuba? Y aun allí donde podemos hablar de crecimiento económico, como en las naciones latinoamericanas, dependientes del poder norteamericano, este crecimiento económico va de la mano con el | |
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creciente empobrecimiento de la inmensa mayoría de la población.
Pero si los ricos tienden a enriquecerse más y los pobres a agravar su pobreza el choque parece inevitable.
El choque es inevitable, y será el tema central de todo un periodo de la historia. Creo en verdad que en el seno del capitalismo actúan ya fuerzas que indican el fin del sistema.
Ahora los países pobres deben setenta mil millones de dólares a las naciones ricas, y por esta cantidad han de pagar siete mil millones de dólares de intereses y cargos. ¿Cómo podrán escapar de esta trampa?Ga naar voetnoot2
Bueno, esa es exactamente la situación. Jamás podrán escapar de la trampa, salvo que se produzca una profunda mudanza en los países industriales avanzados. Y no creo que esta profunda mudanza pueda ser obra exclusiva del tercer mundo. Presupone el cambio de las metrópolis, el cual, a su vez, incitará la radicalización del tercer mundo.
Usted ha sido optimista, especialmente en 1968 y 1969, cuando usted llamó la atención sobre el hecho de que no la clase obrera, sino las universidades y los ghettos, eran los que presentaban la primera amenaza verdadera contra el sistema desde el interior del mismo.Ga naar voetnoot3 ¿Cómo ve usted la situación en 1972?
Antes que nada, déjeme corregir eso. Nunca he dicho ni escrito que las universidades y los ghettos pudieran sustituir a la clase obrera como fuerza revolucionaria. Me he limitado a señalar (y lo que dije creo que ha sido confirmado una y otra vez) que en los Estados Unidos, la clase obrera | |
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no es ahora una fuerza revolucionaría, y que, en la situación no revolucionaria prevaleciente, los estudiantes, los ghettos y el movimiento pro liberación de la mujer representan las fuerzas preliminares, y quizá prematuras, para la rebelión. He puesto siempre de relieve que, sólo y cuando la clase obrera se haya politizado, las mencionadas fuerzas actuarán en la vanguardia del movimiento anticapitalista. No creo, por ejemplo, que el movimiento estudiantil haya muerto. Pienso que se encuentra en periodo de reagrupación, replanteamiento y nuevo examen de la cuestión principal, a saber: ¿Qué forma de organización debe darse al movimiento? Hasta la fecha, ha sido fundamentalmente la falta de toda clase de organización eficaz en escala nacional lo que ha causado la temporaria debilitación del movimiento de los estudiantes.
Profesor Marcuse: ¿Cómo explicaría usted, especialmente para la opinión europea, el hecho de que tantos jóvenes de este país hayan votado por Nixon?
Diría que por dos razones, cada una de las cuales ha de discutirse por separado. Primera, que la represión y, consecuentemente, el conformismo, se han intensado desde el comienzo del primer periodo presidencial de Nixon. La represión sigue reforzándose cada vez más, de manera que los muchachos saben perfectamente bien que si en su currículum figura algún antecedente de actos radicales, les será más tarde dificilísimo encontrar empleo. Por consiguiente, ceden, y su voto refleja esta cesión. Segunda, la desilusión y la decepción que suponen el ver que todos los grandes esfuerzos de los años 1968 y 1969 quedaron en cero, mientras que el gobierno represivo parece ahora más fuerte que nunca.
Las matanzas de la Universidad de Kent y el colegio Jackson,Ga naar voetnoot4 ¿las cuenta usted entre los esfuerzos dirigidos a amedrentar a los estudiantes?
Desde luego que sí. Sin embargo, no fueron sino los más | |
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brutales y evidentes entre las muchas formas de supresión y destrucción. Existen otras como la discriminación económica y social, que no se expresan abiertamente como medios terroristas, pero son muy eficaces.
¿Ve usted algunos otros signos de un naciente movimiento revolucionario?
He de recalcarlo otra vez: en este país no existe una situación revolucionaria, lo que no ha de sorprender, dado que el sistema todavía funciona y que la estructura del poder ha sido inmensamente reforzada. No obstante se manifiestan claras señales de empeoramiento (que discuto en mi libro Counterrevolution and Revolt), como perturbaciones en áreas vitales (crisis de combustibles y de los transportes), rápido decaimiento de las ciudades, luchas raciales, extendidas protestas en las fábricas (huelgas ‘locas’, sabotaje, tortuguismo, ausentismo), derrumbe de la ‘ética’ capitalista del trabajo, inflación, desempleo, pobreza manifiesta, destrucción...
No obstante, los extranjeros no aciertan a comprender cómo se las han arreglado los Estados Unidos para integrar el movimiento laboral a su estructura de poder.
No es nada difícil de explicar. La integración del trabajo organizado a la sociedad capitalista es un proceso racional y muy material, y ciertamente no restringido al plano ideológico. Antes que nada influye el nivel de vida relativamente alto. Por muy deshumanizante que sea el trabajo en la línea de montaje, por mucho que se haya intensificado ahora la explotación (y a mi juicio es hoy más intensa que en cualquier otro estadio anterior de la evolución capitalista), subsiste el hecho de que el obrero organizado vive ahora mucho mejor que jamás vivieron sus padres y abuelos. Tiene mayor seguridad relativa. Más confort y, como quiera que sea, todo esto cuenta. Creo ridículo el que personas que se dicen materialistas dialécticos desdeñen todos estos hechos, por pertenecer, alegan, a la ‘esfera del consumo’. Como si la esfera del consumo fuera algo que un marxista pudiera desdeñar o relegar a plano secundario. Ésta es la primera razón, el fundamento material de la integración. La segunda es la aparente falta de alternativa. Si usted habla de socialismo, el obrero piensa del socialismo como existe en la Unión Soviética y sus satélites. No le gusta, y prefiere su actual situación y la sociedad en que vive. | |
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¿Conviene usted con ShirerGa naar voetnoot5 en que los Estados Unidos serán el primer país que llegue al fascismo por el voto democrático? ¿Ve usted algún indicio de que este país esté avanzando hacia un régimen autoritario?
Siempre que he hablado de marchar hacia el fascismo a través del proceso democrático he aducido ejemplos muy concretos. Considere usted la numerosa votación en favor de WallaceGa naar voetnoot6 en las elecciones de 1968 y la copiosa votación laboral por Nixon en la elección de 1972. Me he referido también a la manipulación y control de la población mediante la computación electrónica, la intervención de teléfonos, los agentes clandestinos, etcétera. Y tal vez lo más importante, la sustracción de la rama ejecutiva del gobierno a todo control popular real, la decadencia o, mejor, la autoemasculación del poder legislativo, el silencio y la sumisión de la mayoría del pueblo ante los crímenes de guerra en Vietnam. Por añadidura, el adiestramiento de las fuerzas de ‘contrainsurgencia’, la policía, la guardia nacional, etcétera. Si el capitalismo hubiere de transformarse por sí mismo sin llegar a su abolición, se transformaría en fascismo.
¿Ve usted algún indicio de progreso hacia la transformación del capitalismo en este país o en las naciones opulentas en general?
Creo ver más que indicios. La transformación del capitalismo dentro de su propio marco está ocurriendo ante nuestros ojos. Si compara usted el capitalismo de hoy con el capitalismo del laissez-faire del pasado, es ya evidente un enorme cambio. La forma de capitalismo actualmente prevaleciente, habitualmente llamada capitalismo de estado monopolista (completa regulación de la competencia, la cada vez más activa y extensa intervención del Estado en la economía, el nuevo imperialismo, la parálisis del proceso democrático) es ya esa transformación dentro del marco del sistema capitalista.
En este momento, las acciones de la ibm valen en el mercado cuarenta y cinco mil millones de dótares, pero el gobierno va a tomar medidas para quebrantar... | |
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...sería la primera vez que un proceso legal antimonopólico causara algún daño a una organización capitalista. Por tanto, si yo tuviera acciones de la ibm no me preocuparía.
Quisiera proponer a usted una última pregunta sobre Los límites del crecimiento y lo que el Club de Roma trata de hacer.
¿Me permite contestar a su pregunta antes de que usted la formule? A mi parecer, el problema no consiste tanto en limitar el crecimiento económico, como, fundamentalmente, en reorientar el crecimiento y la actividad económicos, y sobre todo, la movilización y explotación de todos los recursos naturales y técnicos disponibles, a fin de abolir la pobreza y la desigualdad en el mundo. Para ello sería necesario, tal vez, proseguir con el crecimiento económico, pero orientado en dirección diametralmente opuesta. |
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