Debate sobre el crecimiento
(1975)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd
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En 1946 fue nombrado presidente del Departamento de Antropología de la Universidad de Denver. De 1959 a 1963 fue director de un proyecto de investigación sobre comunicaciones desarrollado por la escuela de psiquiatría de Washington. En 1963 fue designado profesor de antropología del Instituto Tecnológico de Illinois. Desde 1967 es profesor de antropología del colegio de artes y ciencias y de teoría de la organización de la escuela de administración de la Northwestern University de Evanston, Illinois. En The Silent Language ha escrito usted que todos los seres vivos poseen una envoltura física que los separa del medio externo, comenzando por las bacterias y terminando por el hombre mismo. Pone usted de relieve que todo organismo tiene un límite perceptible donde él comienza y acaba.Ga naar voetnoot1 Los límites del crecimiento intenta delinear los límites de la capacidad humana para explorar y destruir el medio, agotar los recursos; en otras palabras, significa una tentativa para iniciar la administración del mundo en forma racional.
Ciertamente, también el planeta tiene límites perceptibles. En The Silent Language yo razonaba sobre las relaciones interculturales, no sobre el mundo como totalidad. Sería más exacto decir que uno comienza con las bacterias y termina con la Tierra. La razón para que en la misma frase me refiera a las bacterias y el hombre fue recordar al hombre lo que éste siempre olvida: que de principio a fin e invariablemente es un organismo biológico y, por tanto, en último término, sometido a las leyes del universo. Y si el hombre viola las leyes del universo lo hace siempre a su propio riesgo. El problema a que el hombre se encara en este preciso momento es que inevitablemente confunde sus extensiones con las cosas que se están extendiendo o, en otras palabras, las extensiones con la realidad. En consecuencia, lo que tenemos que hacer es regresar al hombre al punto donde comience a experimentarse a sí mismo como un ser vivo. | |
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No haríamos al ambiente lo que le estamos haciendo si no hubiésemos perdido algo de nuestra humanidad. En lo que concierne a Los límites del crecimiento, resulta muy claro que la idea de averiguar cuáles son los límites no sólo es válida, sino esencial. Desgraciadamente, estos estudios han sido criticados porque el número de relaciones realmente incluidas es mayor que el de las que en el estudio se tomaron en consideración. Por lo que sé, ha sido la gente del mit la primera en admitir eso. Pero ha de comenzarse por algo. Sin embargo, debemos mirar el interior de la cabeza del hombre, pues en ella se aloja la mejor computadora jamás diseñada.
El hombre ha extendido su territorialidad en medida casi increíble. Tratamos el espacio como tratamos el sexo. No hablamos de él. Mientras el hombre vuela por el espacio, lo que usted al parecer desea que haga es descubrirse a sí mismo, su humanidad.
Ha tocado usted un buen tema. Podemos escapar al espacio. Podemos también jugar con cosas, grandes juguetes. Nada hay de malo en ello. Pero el ser humano es complejo. Tal como usted sugería, las personas, en ocasiones, utilizan esos juguetes para soslayar los problemas humanos fundamentales que tenemos planteados aquí, en la Tierra. Sin embargo, no siempre es así. Uno de los subproductos de haber ido a la Luna ha sido el que, por primera vez, el hombre viera la Tierra y se diera cuenta de cuán pequeña es. Y esto nos lleva de regreso al punto que tratábamos antes: que la Tierra es verdaderamente limitada. Resulta duro para los seres humanos el comprobar que el sistema en que existimos no es ilimitado, que es delicado y frágil y que debemos cuidarlo con extrema atención. En cierto sentido es como una flor, es decir, ha de ser cultivada con cuidado y mucho cariño. Desgraciadamente no hemos llegado todavía a darnos cuenta de ello y esperemos que lo hagamos antes de que destruyamos el ecosistema de la Tierra.
Usted conoce el famoso dicho de Thomas Wolfe: ‘La cura más segura contra la vanidad es la soledad.’ Nadie niega el valor que tiene la capacidad de permanecer solo, pero al hombre le es cada, vez más difícil estarlo.
Eso es tema para todo un libro. El mío, The Hidden Dimension, trata apenas un rincón de tan complicado sujeto. | |
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Evidentemente, toda persona necesita estar sola a veces. No obstante, la forma en que la gente gusta de la soledad varía, y éste es un tema no ampliamente entendido. Por ejemplo, un inglés de las clases superiores todo lo que hace para sentirse solo es dejar de hablar, y se supone que las personas que con él habitan entienden que no desea ser molestado. Por otra parte, un alemán se encierra tras una puerta, una puerta bien gruesa o incluso doble. El alemán necesita puertas y paredes para aislarse del ruido. Yo he llamado a estos dos tipos de personas ‘dependientes de pantalla’ e ‘independientes de pantalla’. Algunas personas han de tener pantallas. Así se han educado. Los compatriotas de usted pertenecen a esta clase. Y esto trae a colación el tema de la moderna arquitectura y de los edificios que ahora se construyen. Son demasiado baratos (poco macizos). Los ruidos atraviesan las paredes y las personas ya no pueden sentirse solas en su propio hogar, cosa grave y que crea tensiones. Un compatriota de usted, el Dr. Fiedeldy Dop, ha estudiado a niños criados en esos nuevos departamentos, donde sus padres no les consienten jugar a construir bloques, porque si éstos caen, el ruido puede molestar a los vecinos de abajo. No pueden correr, saltar o realizar juegos ruidosos. De esta manera, los niños no se desarrollan convenientemente. No pueden jugar en la forma en que deben hacerlo los niños. La culpa es del modo como las casas se construyen ahora. ¿Vale la pena ahorrar unos cuantos guilders en la construcción de las casas a costa de perjudicar a las personas que las habitan? Dop ha descubierto la estrecha relación entre el aprendizaje y el adecuado uso de los músculos. Si los niños no pueden gatear por el piso, trepar, saltar y ejercitarse, su aprendizaje será perturbado. Pero eso de estar solo es algo complejo. En primer lugar es algo cultural. Entre los árabes, se toma por loca a la persona que desea la soledad. Si un árabe entrara en una habitación y cerrara la puerta, sus familiares o amigos quizá pensaran en la conveniencia de llamar a un psiquiatra. Según un proverbio árabe, el paraíso sin gente es el infierno. En cierta ocasión interrogaba yo a unos árabes acerca del uso que hacían del espacio, y a la pregunta, ¿adónde van ustedes para estar solos?, me respondieron: ¿quién puede querer estar solo? o ¿quién quiere estar loco? De manera que eso de la soledad depende de la cultura a que uno pertenece o de quien uno es.
Pienso en algo que alguna vez dijo Nietzsche: ‘Tenemos el | |
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arte para que no nos mate la verdad.’ Usted atribuye gran importancia a los artistas. En realidad, usted ha dicho que la historia del arte es diez veces más larga que la historia de la escritura.Ga naar voetnoot2 En la obra a que me refiero dice usted que hay mucho que aprender de la manera como los artistas perciben el mundo.
Tampoco es ésta una idea sencilla. Las primitivas pinturas rupestres son arte. El arte data de no menos de cuarenta mil años, mientras que los primeros escritos se remontan cuando más a unos cuatro o cinco mil años. No puedo imaginar un mundo sin arte. No me imagino a mí mismo viviendo sin arte. La razón de que yo posea obras de arte es que las gozo y, además, debo decir que he aprendido mucho de mis pinturas. En su época, Rembrandt fue un pintor revolucionario, y como la percepción guarda relación con la experiencia que un hombre tiene del espacio, yo he estudiado a Rembrandt junto con otros artistas. El estudio de las pinturas de Rembrandt nos lleva a darnos cuenta de cómo ve realmente la retina. Como usted indudablemente sabe, en sus pinturas existen siempre dos o tres lugares que se nos aparecen con gran definición y claridad. Si usted fija la mirada en uno de estos lugares y después se coloca a la distancia adecuada de la pintura, la definición se esfuma en la misma medida precisa en que el ojo va perdiendo su poder de definición, conforme se aleja del centro y se acerca a la periferia. Cuando el observador mira correctamente un cuadro de Rembrandt, la pintura parece tridimensional; da la impresión de realidad. Para darse cuenta de esto, fíjese en el lugar definido y no mueva los ojos. Ocurre entonces como si el sujeto estuviese en la habitación con usted. De esto puede deducirse que Rembrandt sentía hondo interés por el modo como ve el hombre. En cambio, los pintores de su época estaban mucho más dominados por las convenciones. Tomemos ahora a Mondrian. El cuadro es muy diferente. Cabría pensar que una obra de Mondrian no es más que una serie de líneas; pero en ella hay mucho más. Mondrian ayuda a trazar el mapa de la porción visual del cerebro. Sabemos esto gracias a los recientes trabajos sobre la corteza visual, la cual ve principalmente bordes, límites. Si no percibiéramos los bordes, imagíneselo usted, tropezaríamos con las cosas, caeríamos por los pretiles o en precipicios; no po- | |
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dríamos distinguir un objeto de otro. La corteza visual del cerebro estructura estos bordes, de manera que, por así decirlo, son agrandados, y gracias a ello, el hombre puede percibir los más leves movimientos de la naturaleza. Lo que Mondrian hizo, sin conocer la fisiología cerebral, fue realzar, destacar los bordes. Picasso es otro de mis favoritos. Verdaderamente inició algo. En los Estados Unidos se publica ahora una serie de caricaturas, Miss Peach, en la cual este y otros personajes aparecen con los dos ojos en un mismo lado de la cara; y nadie se da cuenta de ello. Parece natural. Picasso se adelantó a su época. Basta mirar sus pinturas o sus dibujos y, en muchos casos, podemos imaginar qué sentía mientras trabajaba. Nos parece tan claro, tan natural, tan a sus anchas como un esquiador que hubiese esquiado toda su vida. Los esquíes no están separados de él, forman parte de él. No esquía conscientemente, lo hace como nosotros hablamos, espontáneamente, con perfecta naturalidad.
Usted ha escrito que las diferentes razas y culturas poseen diferentes mundos sensoriales, que entre ellas, por ejemplo entre los árabes y los norteamericanos, hay diferencias en el tacto, en las emociones.Ga naar voetnoot3 Para organizar el mundo, que es lo que aconseja Los límites del crecimiento, ¿cómo mejorar el modelo para dar cabida a las culturas enteramente distintas existentes en la Tierra? ¿Cómo introducir este aspecto en el estudio de la organización de la administración mundial?
Éste es el problema al que se enfrenta ahora el educador. ¿Cómo comportarse con el niño diferente? Nosotros hemos descubierto que casi todos los niños son diferentes. La misma cuestión preocupa hoy al urbanista. Gentes con diferentes necesidades sensorias habitan en las mismas ciudades. El problema que usted propone es: ¿Cómo proyectar para diferentes clases de gente?
¿Como podrían los especialistas en dinámica de sistemas introducir variables en su modelo con la ayuda de los antropólogos? Tal como son las cosas, los celos o rivalidades entre los científicos parecen dificultar la investigación del planeta mediante un trabajo coordinado.
Ignoro qué pueda hacerse con los profesionales de la ciencia. | |
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¿Deberían los antropólogos contribuir a la elaboración del modelo?
Desde luego que sí. Nosotros deberíamos colaborar con el equipo del mit.
Tinbergen,Ga naar voetnoot4 en Holanda, está ahora elaborando un segundo modelo. Pero son ustedes quienes deberían incorporarse al trabajo más urgentemente.
Tinbergen, por ejemplo, sería uno de los primeros que se prestarían a colaborar en el modelo, pues Forrester y los especialistas en computación del mit comprenderían los sistemas de Tinbergen, que son sistemas sencillos y sistemas humanos, en primer lugar; por lo demás, Tinbergen es un magnífico científico. Su trabajo es impecable.
Me refería a Tinbergen el economista.
No. Yo me refiero a Nico Tinbergen, el etólogo, también originario de Holanda, ¿no es cierto? Él trabaja con sistemas, con sistemas vivientes. Si pudiéramos lograr que los etólogos colaboraran con los especialistas en sistemas, después podrían entrar los antropólogos, los sociólogos, etcétera.
¿Así debería procederse?
Yo sugeriría que avanzáramos por etapas. Uno siempre comienza con lo que puede hacer, después pasa a algo más complicado, un tanto más difícil. Necesitamos dos cosas: ideas y personas. ¿Quién puede unirlas? Es verdaderamente difícil decidir qué es lo más importante, pues en estos motos quien manda es el cliché. Aquí lo dejo.
Sí, pero el mundo está gobernado por políticos y sedicentes estadistas. ¿Cómo hacer para que los científicos, la gente que sabe, comience a ganar influencia? Pues nuestro mundo necesita ser ordenado por quién sabe, y no por la insensata propaganda o las llanas mentiras de políticos a la busca de votos.
Ahora que conversamos sobre futuro, vendrían al caso las extensiones del hombre de que habla McLuhan.Ga naar voetnoot5 La exten- | |
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sión es la enemiga del pensamiento integral. De algún modo hemos de superar las funciones lineales de las extensiones y retornar al pensamiento integral. Ésta es la revolución fundamental. Nos encontramos ahora en el proceso de pasar de la forma lineal del pensamiento a la forma de pensar integral.
Usted opina que la mayor parte de la conducta asocial que vemos en torno a nosotros no tiene su origen en la malicia, sino en la ignorancia. Hemos de reconstruir totalmente el sistema educativo, que necesita cambios revolucionarios.
Cierto. Las escuelas necesitan ser remendadas y, en muchos casos, derruidas y reedificadas y amuebladas con nuevas ideas. La cosa tomará tiempo. Sin embargo, podríamos comenzar con aquellos científicos que están tendiendo puentes a otras disciplinas. Tal vez ellos traigan consigo algunos otros. Quiero decir que empecemos con la gente que está estableciendo las conexiones, reuniendo las cosas, deseosa de salir de su propio campo. En mi caso, debo decir que en uno u otro momento de mi vida he tenido que tratar con casi una docena de diferentes disciplinas. |