Debate sobre el crecimiento
(1975)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd
[pagina 189]
| |
Durante su conversación con el autor, sir Julian recordó que, a la vuelta del siglo, cuando hubo de escribir un ensayo para obtener una beca en Eton, sobre ‘¿Qué haría usted si el gobierno le diera un millón de libras esterlinas para gastar?’, desarrolló el tema en torno a comprar tierras y parques para su conservación. Sir Julian: ¿Cuándo conoció usted el informe del Club de Roma lo consideró importante?
Lo que en él resalta con más evidencia e importancia es la demostración de que el aumento de la población significa más basura, más suciedad, más tecnología y más contaminación. Esto es lo esencial. En el informe se proponen ciertas sugerencias económicas que no estoy capacitado para comentar, pues no soy economista. Pero creo que lo más importante es mostrar la interconexión del crecimiento de la población con el hecho de que el crecimiento exponencial conduce siempre, finalmente, a la duplicación y reduplicación. Esto está inevitablemente conectado con la contaminación y el deterioro del medio y de los seres no humanos que lo habitan, vegetales y animales. El aumento de la población acarrea también inevitablemente el aumento del tamaño de las ciudades, hecho que, en el mundo moderno, parece acarrear siempre la formación de regiones de tugurios. Y una vez sobrepobladas éstas, sobreviene la violencia. Vea usted, entre los animales, el hacinamiento por sí solo origina violencia. Los ratones, los inofensivos ratoncitos, se vuelven feroces cuando viven en hacinamiento, y lo mismo ocurre con los seres humanos. Mientras subsistan las condiciones -esas condiciones derivadas del progreso económico que describe el informe del Club de Roma- seguiremos compitiendo por nuestros medios de subsistencia, especialmente por los recursos no renovables. Es muy probable que esta situación nos lleve a la guerra, sobre todo si seguimos pensando en poder y no en mejorar la calidad de la vida, de mejorar la condición humana. | |
[pagina 190]
| |
Algunos críticos, entre ellos mi viejo amigo lord Zuckermann, atacan el libro, basados en que presta excesiva atención a los problemas a largo plazo, por ejemplo, el del aumento de la población. Pero esto, después de todo, no es algo que vaya a ocurrir a largo plazo, sino inmediatamente. Él cree que debiéramos concentrarnos preferentemente en la lucha contra la pobreza y en favor de la salud. Claro está que éstos son problemas urgentes, pero yo sigo creyendo que tras ellos se encuentran los problemas fundamentales del crecimiento de la población y la consecuente contaminación.
Pero, sir Julian, ¿no necesitamos el crecimiento económico para luchar contra el hambre, el caos y el hacinamiento?
Naturalmente, necesitamos el crecimiento económico para mantener nuestro nivel de vida; pero esto va resultando cada vez más difícil, a medida que aumenta la población. Por ejemplo, en la India se está realizando un valeroso esfuerzo para industrializar el país; pero ello no significa que haya disminuido el peligro de la sobrepoblación. Por el contrario, el problema de la sobrepoblación en ese país parece más grave que nunca. La población crece, y el trabajo agrícola no puede absorber el exceso de habitantes; en consecuencia, la población campesina tiende a emigar a las ciudades. No sé si usted conoce la India, pero lo que acontece en Calcuta es para mí absolutamente aterrador.Ga naar voetnoot1 Claro que en esta ciudad las condiciones son agravadas por el problema de los refugiados, pero aun antes de la partición (de Pakistán) ya era terrible: millares de personas durmiendo en las calles e incapaces de obtener trabajo... y todas las enfermedades. Otro punto. Si se fomentan las medidas sanitarias, aumenta la población, crece el número de ancianos incapaces de trabajar. Esto es lo que llamamos un ‘círculo vicioso’.
Sin Julian: en su ensayo sobre la población decía usted que: ‘Una cultura tradicional, a semejanza de las especies silvestres vegetales o animales, es un ser viviente.’ Y des- | |
[pagina 191]
| |
pués agregaba usted: ‘Si es destruida, el mundo se empobrece.’Ga naar voetnoot2
Por buena suerte, en Europa no vamos del todo por ese camino. Como quiera que sea, en Inglaterra tenemos un ministerio del ambiente, tenemos poderosas asociaciones nacionales e internacionales que trabajan para conservarlo y, por otra parte, la presión para el control de la población es cada vez más intensa. Hay personas partidarias de medidas muy enérgicas para controlar el crecimiento de la población, que hablan incluso de gravar a los matrimonios por cada hijo que tengan por encima de dos. No creo que lleguemos a esto, a menos que la situación se haga absolutamente intolerable: creo que ni la opinión ni la conveniencia política tolerarían por ahora tales medidas. Por otro lado, hay algo que sí podría hacerse: que el gobierno disminuyera el subsidio a los matrimonios por cada hijo que tuvieran después del segundo. Actualmente, en este país (y todavía más en Francia), una familia puede vivir de los subsidios familiares; de hecho, cuantos más hijos, mejor vida puede llevar. Hay que remediar esto. Indiscutiblemente, se ha de ayudar a la gente, pero si los matrimonios no cumplen con su deber, por lo que respecta a no tener excesivo número de hijos, podemos por lo menos no subsidiar este exceso.
Sir Julian: ¿Cree usted que nuestra libertad quedaría limitada si llegáramos a organizar este planeta como lo hacen con las compañías transnacionales sus administradores?
¿Qué clase de libertad?
Pienso en lo que dice SkinnerGa naar voetnoot3 en Beyond Freedom and Dignity, que el hombre pudiera tener que renunciar a su individualidad ante una forma de gobierno más dictatorial.
¿Qué entiende usted por ‘individualidad’? Creo que la gente debe renunciar a diversas clases de empresas y colaborar en otras. Por ejemplo, buena parte de la contaminación podría evitarse mediante la recirculación de la basura y otras clases de desperdicios y la instalación de plantas más | |
[pagina 192]
| |
eficientes para el tratamiento de las aguas negras; pero no veo cómo esto pudiera coartar nuestra libertad. Después de todo la libertad es siempre relativa. No tenemos exactamente la libertad de hacer todo lo que se nos antoja. Yo no estoy en libertad de salir de casa y disparar pistolas o ponerme a gritar y molestar a la gente. Si lo hiciere, sería detenido. Y, por supuesto, en este país hay libertad para protestar; pero si las masas protestan y causan desorden y violencia, puede intervenir la policía. No veo por qué nadie haya de coartar nuestra libertad para mejorar el medio. Pero ciertamente ha de restringirse la libertad de los propietarios de fábricas que vierten contaminantes en nuestros ríos. Pero esto es otro asunto.
¿Cree usted que Los límites del crecimiento y la distribución masiva del libro contribuyan a una aceptación más consciente de la problemátique mundial?
¿Cómo podría decirlo? Nada sé acerca de su distribución.
En Holanda se han vendido en un año 250 mil ejemplares del libro. Esto está muy bien. No sé, sin embargo, lo que ocurre en los Estados Unidos, en Alemania. ¿Cree usted que el libro es valioso?
En conjunto, sí. Pienso que contiene diagramas y tablas demasiado complicadas para el lector medio, pero que sin duda son necesarias para los profesionales, sociólogos, economistas. Pero su lectura es bastante pesada y en ocasiones resulta difícil seguir el razonamiento. En general, estoy seguro de que el informe es altamente deseable, pues muestra la forma en que interactúan los diversos hechos. Y por supuesto, nos enseña la necesidad de meditar acerca de cosas que nosotros habíamos creído verdaderamente a salvo, por ejemplo, el conjunto de los océanos. Este punto ha sido puesto de relieve por Heyerdahl,Ga naar voetnoot4 quien ha informado sobre el estado de contaminación del Pacífico, por el que ha viajado. Es patente que el Atlántico se encuentra en igual condición y, según he leído recientemente, aun las aguas del Antártico están siendo contaminadas por diversos metales que han llegado a ellas desde los hielos del Artico. Los océanos del mundo forman una unidad. Ya sabemos de personas intoxicadas por comer criaturas marinas contami- | |
[pagina 193]
| |
nadas con metales nocivos, como el mercurio, vertido en el mar por algunas industrias, especialmente en el Japón Pero algo parecido ocurre dondequiera. Por otro lado, hemos de decir que la campaña para mejorar el medio ha hecho mucho bien en Inglaterra. Por ejemplo, el salmón aún no ha vuelto al Támesis, pero sí han regresado a él buen número de otros peces más pequeños, no hasta el centro de Londres, pero bastante cerca. También se están limpiando muchos otros ríos, pero queda aún mucho que hacer para purificar nuestras aguas.
La población ha sido siempre la mayor preocupación de usted. ¿Tiene esperanzas en cuanto al futuro?
¿Cómo podría uno tener esperanzas en cuanto a la población, que tan aprisa crece? Lo único alentador que puedo decir es que las Naciones Unidas, el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud y la unesco han designado comités para tratar de la presión de la población. Esto es algo muy nuevo. Como digo en mis memorias, ya en 1931 sugería yo que la radio debería dedicar más atención al tema del control de la natalidad y del crecimiento de la población en general. Entonces, sir John Reith, director de la bbc, me puso en la picota, acusándome de ‘contaminar el aire’ con esas ideas tan desagradables. Desde aquella época nuestro pensamiento (y nuestros actos) han cambiado mucho por lo que se refiere a estos problemas. La dificultad es que todos los remedios exigen antes que nada mucha educación popular -acerca de la necesidad de planear la paternidad, por ejemplo-. También necesitamos métodos no demasiado costosos para prevenir el deterioro del medio, como un buen sistema de eliminación de aguas negras, adecuada recirculación de los desechos, etcétera. Recuerde que, a menos que recirculemos el agua, ésta va pronto a faltarnos, y entonces sí que viviremos en un planeta condenado.
[Después de mi entrevista, sir Julian me dijo:]
Siento mucho interés por saber lo que ha dicho Toynbee. ¿Tiene él esperanzas?
No, no demasiadas.
Claro está, Toynbee es un gran historiador. Ha visto y leído tanto acerca de tantas civilizaciones, su grandeza y su | |
[pagina 194]
| |
decadencia; por invasiones o simplemente por degeneración o por guerras, que no es raro que tenga pocas esperanzas. ¿Cómo podría tenerlas yo? Todo lo que puedo decir es que la situación es hoy más esperanzadora que antes, pues ha crecido mucho el número de personas que tienen conciencia de ella.
¿No cree usted que hay aquí una tarea para los medios de información?
Sí, desde luego. Por supuesto, son muchas las personas que afirman estar terriblemente molestas por esas profecías del juicio final. Pero no habrá tal final si damos adecuado remedio a los peligros. Habremos de pasar una mala época, pero no creo que estemos condenados. Es insensato decir que la especie humana va a extinguirse. Nuestra especie sobrevivirá, ciertamente. Quizá sobreviva enanizada, sin suficiente alimento y con excesiva polución; pero va a sobrevivir. Después de todo, la característica distintiva del hombre es su aptitud para pensar y planear, comunicar sus ideas y trasmitirlas a las generaciones posteriores. Creo que hay bastantes personas con inteligencia y buena voluntad suficientes para percatarse de que existe algo decisivo en todas esas amenazas contra la calidad de la vida y la naturaleza. |
|