Debate sobre el crecimiento
(1975)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd19. William D. NordhausEl profesor Nordhaus nació en Albuquerque, Nuevo México, en 1941. Estudió economía en la Universidad de Yale y se doctoró en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Al presente es profesor adjunto de economía en la Universidad de Yale y miembro de la junta de la Fundación Cowles para Investigación en Economía. Es también miembro de la junta de la Oficina Nacional de Investigación Económica. ¿Por qué los economistas de los Estados Unidos, a diferencia, por ejemplo de Tinbergen,Ga naar voetnoot1 de Rotterdam, están despedazando tan ferozmente Los límites del crecimiento?
Creo que la verdadera contribución del equipo del mit (Forrester, Meadows y otros) es haber intentado hacer ex- | |
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plícito y cuantitativo lo que hasta ahora el pueblo sólo captaba en forma impresionista y cualitativa. Esta gente ha sido la primera en construir un modelo global (como en World Dynamics)Ga naar voetnoot2 y formular predicciones cuantitativas. Predice que hacia el año 2050 el nivel de vida será inferior al de ahora. Hacia 2070, o la contaminación nos habrá llevado a la catástrofe o todos los habitantes del globo morirán de inanición. Más que cualquier otra cosa, es esa concreción lo que perturba y trastorna al público. Este punto es el que ha provocado en los economistas una violenta reacción alérgica. No es que los científicos sociales nieguen que la sobrepoblación, la contaminación y la finitud de los recursos plantean importantes problemas. Estos problemas claramente constituyen los más difíciles temas de teoría y práctica de la economía política. Ha sido el enfoque, más que el tema de Los límites, lo que se ha criticado. El examen atento del modelo ha conducido a muchos competentes analistas independientes a concluir que los supuestos básicos están fundados en la mera fantasía. World Dynamics no hace referencia ni a un solo estudio científico. Es más bien la computadora la que dice que en el año 2050 el mundo llegará a su fin, y la computadora, de alguna manera, confiere a la predicción una dignidad que no se apreciaría si alguno dijera simplemente que dentro de cien años todos estaremos muertos. Nadie escucharía a ese necio, pero reverenciamos a la necia computadora. Una analogía aclararía el punto. En este país tenemos planteado el grave problema del cáncer. Todo el mundo admite que es un problema médico gravísimo. Yo comparo al equipo de Los límites del crecimiento con un grupo de personas que de repente afirmase que había conseguido la cura del cáncer. Si se les preguntara, cómo saben ustedes que es curable, ellos responderían: ‘Bueno, tenemos en marcha ciertas investigaciones. Vea usted, tenemos una computadora. Hemos introducido en ella un modelo de la enfermedad y la computadora dice que el cáncer y las enfermedades cardiacas habrán sido suprimidas en cincuenta años; vea usted mismo la respuesta de la computadora.’ Entonces uno pide información. ‘No tenemos dato alguno; en realidad no hemos investigado nada. Lo que tenemos es simplemente un modelo teórico.’ ¿De dónde han sacado el modelo? ‘Sencillamente hemos reflexionado acerca del problema.’ | |
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Éste es el enfoque científico de World Dynamics y de Los límites del crecimiento, pero es un enfoque que se aparta mucho de las tradiciones occidentales de la investigación científica. La metodología utilizada por el equipo del mit consiste en que, ante una situación que se trata de valorar, basta sentarse en un sillón, sin conocer nada acerca de esa situación, excepto lo que dice el sentido común. Voy a darle un ejemplo crucial concreto de los dos libros, el de Forrester y el de Meadows. Se supone que, a medida que aumenta el ingreso per capita, aumenta la tasa de crecimiento de la población. De ello se deduce una ley de bronce: a la larga, llegaremos a una situación al borde de la inanición. Esta ley de bronce ya se conocía y ha ido descubriéndose periódicamente desde los tiempos de Malthus. El equipo de Los límites la ha descubierto una vez más, y por ello ha sido adecuadamente calificado de neomalthusiano. El punto es, sin embargo, que casi todos los estudios empíricos realizados han demostrado exactamente lo contrario, es decir, que la tasa de crecimiento de la población declina conforme aumenta la riqueza. Ahora bien, si en realidad el crecimiento de la población declina con la riqueza, y no al contrario, entonces los resultados, tanto de Forrester como, creo, los del modelo de Meadows tendrían que ser enteramente distintos. La estabilización o la declinación del crecimiento de la población -a lo cual los Estados Unidos van aproximándose- aliviarán todos los dolores de crecimiento del modelo de Los límites. Desgraciadamente, en realidad, el modelo hipotético de Forrester no se refiere a estudios empíricos realizados en distintos campos. Por tanto, las conclusiones del modelo no se apoyan en pruebas empíricas. El punto es que, a lo largo de los últimos cientos de años, ha ido desarrollándose una metodología de la investigación científica. En la investigación médica, se realizan experimentos controlados, por lo regular con sujetos animales, antes de proclamar que se ha descubierto la curación de alguna enfermedad. En ciencias sociales, se discute el tema antes de proclamar como cierta una teoría del mundo. Se acostumbra examinar algunos datos, analizar la experiencia de los países implicados. Forrester no procedió así en su estudio; no hizo ninguna tentativa para verificarlo y, en consecuencia, no queda nada claro a qué se refiere su modelo. Puede referirse a una colonia de hormigas. Podría referirse a la vida en Marte o a la población de moscas de la fruta en el Amazonas. Pero hasta que sus resultados hayan sido verificados o refutados, el modelo no se refiere a nada. | |
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Examinemos ahora algunos defectos del modelo. Voy a referirme principalmente a World Dynamics, pues su modelo es el único conocido generalmente. Hay tres problemas básicos. El primero ya lo he mencionado, es el problema de la población. Forrester supone que la población aumenta al mismo tiempo que la riqueza, cuando en realidad disminuye. En su modelo, basta cambiar este solo supuesto para que los resultados sean totalmente distintos.
¿En verdad totalmente distintos?
Absolutamente distintos. Por ejemplo, en cierto trabajo que hice en una revista de su libro utilicé una versión simplificada de su modelo. Su modelo es complicadísimo, prácticamente incomprensible -volveré a este punto en un momento-. Usé un modelo simplificado para intentar realizar cierta suerte de análisis, a fin de comprobar si, alterando algunos de los supuestos, en el sentido de hacerlos más reales (como en el caso del crecimiento de la población), los resultados también cambiaban. Y lo que ocurrió neta y claramente fue que si, en lugar de suponer un crecimiento muy rápido de la población, se supone un crecimiento nulo o una pequeña declinación, lo que realmente resulta es una riqueza y un crecimiento económico de magnitud jamás vista. El segundo supuesto del modelo de Forrester es la invariabilidad tecnológica.
No hay crecimiento exponencial de la tecnología...
Forrester no cuenta en absoluto con crecimiento tecnológico alguno. ¿Cuánto producto se obtiene por unidad de ingreso? Los ingresos son trabajo, capital, tierra y recursos naturales. Los estudios anteriores de John Kendrick y Edward Denison habían demostrado algo como lo que sigue: Durante los últimos cien años, la magnitud del producto obtenido por cada unidad de ingreso ha venido creciendo entre uno y medio y tres por ciento. En el estudio de Forrester y Meadows se supone que, permaneciendo igual el ingreso, no hay manera de aumentar el producto. No hay inventos. Nadie inventa la computadora. Nadie inventa procesos de fusión para obtener energía. Nadie inventa máquinas más eficientes. No hay energía solar. No hay aeroplanos de reacción. No existen grabadoras magnetofónicas. | |
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Pero se ha comprobado que la tecnología crece más lentamente que la población o la economía.
No podemos decir con seguridad qué tasa crítica de crecimiento de la tecnología hiciera viable el modelo. Ésta es la primera cosa. Otra es que estamos obligados a admitir que el cambio tecnológico ofrece aspectos buenos tanto como malos. Mucha gente cree, por ejemplo, que buen número de los problemas ambientales de hoy son causados por ciertas clases de cambios tecnológicos, especialmente los efectuados en la industria química, como el aumento de los nuevos fertilizantes inorgánicos. La tecnología no es pura bendición. Casi todo el mundo piensa que, una vez deducidos los costos de los beneficios, el cambio tecnológico es ganancia. Cabe así suponer que todo lo que hay que hacer es viajar alrededor del mundo, ver las diferencias entre la alta y la baja tecnología y estimar los beneficios y costos materiales que con una u otra se obtienen. Hay un tercer campo que yo considero de particular interés, y es la opinión de Forrester acerca de la sociedad humana, a la cual considera completamente mecanicista, sin ver forma alguna de conducta adaptativa por parte de la gente y las instituciones. Cuando un economista habla de conducta adaptativa se refiere a la intervención del sistema de precios. Por ejemplo, en el libro de Forrester se supone que van escaseando los recursos naturales. ¿Qué ocurre con la utilización de los recursos naturales? Nada. Los precios no suben. La gente no se perturba. Las empresas no tratan de economizar o de recircular los recursos. Las personas son como esas ratas mudas de Noruega que van una tras otra a arrojarse por el acantilado, sin pensarlo siquiera un solo momento. De la misma manera que el modelo prescinde de los precios, deja de lado el sistema político. Los precios pueden fallarnos, ciertamente, como ha ocurrido hasta ahora por lo que concierne a los recursos atmosféricos. Quizá pudiéramos confiar en la ayuda de nuestro sistema político. Pero en Los límites no hay sistema político que pudiera venir en nuestro auxilio.
Los soviéticos tienen el mismo problema.
El problema del aire transparente y el agua limpia lo conocemos desde hace muchos años. No podemos esperar que lo resuelva el sistema de los precios, pues se trata de bienes | |
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públicos. Por otro lado, si los recursos son apropiables (por el Estado, en las sociedades socialistas, o por individuos, en las que rige la propiedad privada), creo que hay menos motivo para preocuparse. En el caso de los recursos apropiables, como el carbón, los minerales o el petróleo, la tormenta de la creciente escasez se manifiesta en forma de aumento de los precios. En la actualidad ya vemos estas señales en el campo de los recursos naturales, manifestadas por el gran alza de los precios. Lo que importa de la conducta adaptativa en los sistemas económicos o en los sistemas políticos, es que, gracias a ella, el sistema reacciona a las escaseces en cierto campo trasladando la explotación a otras zonas de abundantes materiales y plétora de recursos. La razón para que esto sea terriblemente importante se deriva de otro de los supuestos del modelo de Los límites, a saber: la existencia de un depósito fijo de recursos naturales en el mundo. Según el modelo de Forrester, de mantenerse la actual tasa de consumo, nos quedan recursos naturales por valor de cuatrocientos años. En realidad, no tenemos cuatrocientos años de ciertos recursos. El gas natural ya ahora va siendo escasísimo. El petróleo se agotará probablemente mucho antes de que transcurran cuatrocientos años, si seguimos consumiéndolo a la tasa actual. Pero, por otra parte, hay materiales de los cuales tenemos provisión prácticamente inagotable, entre ellos las materias básicas para varios de los procesos de fusión nuclear o los insumos para ciertos plásticos. Vamos a encontrarnos faltos de alguna otra cosa mucho antes de llegar a carecer de energía, si logramos sacar adelante los procesos de fusión. Éste es un ejemplo de la desorientada concreción de Los límites del crecimiento.
¿Cree usted que haya algún camino para que algunos economistas, como usted, se unan al equipo del MIT para examinar conjuntamente las tendencias? ¿Por qué el modelo de Forrester no podría todavía servir de base para un ulterior estudio, como el que Tinbergen está realizando en Rotterdam? ¿O podría realizarse el trabajo sin un modelo de esa clase?
Me plantea usted muchas preguntas. Si lo que me pregunta es si hay lugar para la colaboración entre ecólogos, economistas, ingenieros y científicos, creo sinceramente que hay y ha habido en el pasado mucha colaboración. Pero si usted me pregunta si yo usaría el modelo de Forrester o el de Meadows para analizar la economía del mundo, aun cuan- | |
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do fuera únicamente como primera aproximación, la respuesta es, definitivamente, no. ¿Creo que el análisis de sistemas es la vía adecuada? Si por análisis de sistemas entiende usted construir un modelo cuantitativo, económico, social y demográfico, ciertamente eso es lo que hemos estado construyendo desde hace tiempo. Pero si usted me pregunta si yo voy a construir un modelo basado en supuestos establecidos sin atender a los datos, un modelo en que propongo relaciones sin antes hablar con verdaderos expertos, un modelo con cien ecuaciones ninguna de las cuales haya sido confirmada mediante el estudio empírico, un modelo que me va a servir para predecir lo que va a ocurrir de ahora a cien o doscientos años, creo que mi respuesta a todas estas preguntas es no.
¿Cuál ha sido su manera de estudiar estos problemas?
De hecho, hace ya algún tiempo, James TobinGa naar voetnoot3 y yo comenzamos a preocuparnos por los problemas de la población, los recursos económicos y el bienestar. Construimos un par de modelos con estos problemas, intención de analizar cosas tales como el factor de crecimiento de la población, el papel de los recursos naturales menores, la importancia de un paso más lento del cambio tecnológico para el futuro crecimiento del consumo en los Estados Unidos. Fue éste un ejercicio puramente preliminar. En su mayor parte se trataba de modelos con una o dos ecuaciones. Teníamos datos de los Estados Unidos a los cuales ajustamos las funciones que usábamos; y con esto conseguimos un buen bocado de análisis de sensibilidad en cuanto a la forma apropiada de la función. Pero la diferencia básica radicaba en que éstos eran modelos pequeñísimos, y una de las cosas que con estos modelos se aprende es que, cuando, como hizo Forrester, se usan modelos con cuarenta y tres relaciones no lineales y cierto número de otras variables, hay que rezar para comprender lo que se ha construido. Creo que la experiencia en los estudios económicos ha demostrado que si bien los grandes modelos parecen elegantes e impresionan a la gente, son muy difíciles de construir y de coordinar y, en realidad, no predicen bien. Así, pues, como principio metodológico, prefiero seguir con modelos | |
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pequeños que me permitan comprender lo que en ellos ocurre. La segunda cosa a mi parecer terriblemente importante es que continuamos aplicando con perspectivas globales parte del trabajo que se ha estado efectuando en la economía y la ecología tradicionales. Una de mis objeciones al trabajo del equipo del mit es su completo desdén por toda la ciencia del pasado. Los nuevos maltusianos profesan proteger la Tierra y el medio contra los estragos de la tecnología moderna y desean retornar a formas de vida más tradicionales. Resulta irónico que, para retornar a las normas económicas tradicionales, arrojen por la borda la preciosa tradición científica tan cuidadosamente establecida en el curso de los cuatro últimos siglos. |