Debate sobre el crecimiento
(1975)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd12. Marshall McLuhanHerbert Marshall McLuhan nació en Edmonton, provincia de Alberta, Canadá, en 1911. Estudió en la Universidad de Manitoba y obtuvo su título de doctor en filosofía en Cambridge, Inglaterra, en 1942. Después de enseñar en las universidades de Wisconsin y Saint Louis y en la de la Asunción, en 1946 ingresó en el Colegio de San Miguel de la Universidad de Toronto, Canadá, donde es director del Centro de Cultura y Tecnología. Profesor McLuhan, ¿a qué llama usted ‘fondo’?
Es un término de la psicología de la Gestalt.Ga naar voetnoot1 Mire al fondo ‘alrededor’ de la figura del automóvil, o el fondo | |
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‘alrededor’ de cualquier tecnología. Cada clase de técnica, o tecnología, necesariamente tiene un extenso fondo de servicios y contraservicios asociados con ella. Ahora bien, la atención se fija en la figura, no en el fondo, en la rueda, más que en el enorme sistema de servicios de carretera necesarios para mantener la existencia de la rueda o de vehículos con ruedas. Con respecto al automóvil, la mayoría de las personas se interesan por los cambios en su forma o diseño. Sólo se presta atención incidental al enorme ambiente de servicio constituido por los caminos, compañías gasolineras, estaciones gasolineras y otros servicios industriales conexos que componen el fondo del automóvil. El automóvil, cuando, a principios de siglo hizo su aparición, fue considerado un útil instrumento para liberarse de las ciudades, para devolvernos al campo. Atendiendo a la figura del automóvil, la gente vio la inmediata posibilidad simplemente de devolver a los habitantes de las ciudades al campo de donde habían llegado. Frase común en los primeros tiempos del automóvil era: ¡Dénos una vuelta por el campo! La gente nunca imaginó que la figura del auto llegara a generar un inmenso fondo de nuevos servicios, mucho mayor de lo que jamás se hubiera pensado que llegara a ser la figura. En otras palabras, el coche creó un ambiente o fondo totalmente nuevo, constituido por servicios y contraservicios que ahora asociamos con el estilo de vida norte-americano. El automóvil ofrece otro rasgo sobrenatural que pasa totalmente inadvertido. En los Estados Unidos el automóvil constituye la forma más definitiva de la intimidad. En Europa, el coche es un juguete, algo divertido. En los Estados Unidos es el retiro último, el refugio de la intimidad; por consiguiente, cada norteamericano ha de tener su coche grande. No va a utilizarlo para el tránsito público, pues ello significaría mezclarse con la gente. En los Estados Unidos prevalece la creencia universal y secreta de que salimos para estar solos. Y ésta es la razón de que no tengamos cafés, tabernas u otros esparcimientos públicos, con excepción de las ‘citas’. Cuando salimos a nuestras citas no lo hacemos para convivir. Por otro lado, cuando entramos en casa no lo hacemos para estar solos, sino para estar acompañados. Hay poca o nula intimidad en el hogar norteamericano. Pero esta situación total es un fondo oculto en torno a otra figura, la figura del pionero determinado a conquistar la naturaleza, como miembro de un comando o de un equipo. Mas si usted no mira al fondo en que se recorta el auto- | |
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móvil, se pierde usted el mensaje del coche. Pues es precisamente el fondo de cualquier tecnología lo que constituye el medio que lo modifica todo. Y es el medio, no la figura, el que lleva el mensaje de la tecnología.
Usted ha mencionado alguna vez a la Roma antigua a propósito del juego recíproco de la figura con el fondo.
El gigantesco ambiente de servicios necesario para mantener las carreteras romanas se derrumbó repentinamente, en virtud de haberse hecho aquellos demasiado onerosos y exigir excesiva labor calificada. Las vías romanas estaban revestidas de mármol, a fin de asegurar suavidad de marcha y rapidez. El sistema de correos, mantenido gracias a las calzadas, fue a su vez un fondo creado por el papiro, que era una figura con su propio fondo de servicios, los cuales incluían su propio ambiente, de índole militar. Todo el sistema militar romano dependía del papiro y de los documentos sobre éste escritos, que podían transportarse con gran rapidez a través de extensos territorios. A su vez, esta clase de comunicación fomentó la rueda y el vehículo rodante. Pero se ha estudiado poco la clase de calzadas que tenían los romanos. Lo que principalmente ha sido advertido es dónde estaban situadas. Pero la calzada romana, como figura, comprendía un enorme fondo de servicios, derivado quizá, en último término, del papiro. El suministro del papiro acabó cuando el Nilo se contaminó. Ni siquiera ahora crece en él, salvo en su tramo superior, relativamente libre de contaminación. Pero cuando el papiro dejó de crecer en el Nilo, los romanos cambiaron al pergamino, que siguió siendo el material para escribir durante el Medievo. Sin embargo, el pergamino era demasiado escaso para cumplir la función otrora desempeñada por el papiro. Pero el sistema basado en documentos escritos necesario para sostener la enorme burocracia militar dependía de un diversificado pero oculto fondo o ambiente. La figura del papel es realmente la clave del fondo; pero el fondo no se toma como objeto de estudio, aun cuando es este fondo el que produce cambios en la gente. La figura no es el medio para el cambio ni la causa del mismo. No obstante, es la figura la que crea el fondo, y éste el medio que modifica a las personas que hacen uso de cualquier tecnología. Sin embargo, la figura meramente descansa sobre el fondo mismo, mientras que son los servicios engendrados por tal tecnología los que alteran la vida de la gente. | |
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En la industria del cine, por ejemplo, el gigantesco contorno de servicios cuyo centro era Hollywood se agostó rápidamente al aparecer las figuras, del avión de retroimpulso y de la TV. Fueron las nuevas figuras las que socavaron el fondo entero de la industria cinematográfica. La producción de filmes para la televisión doméstica, más que para los cinematógrafos, ocasionó la completa descentralización de los servicios. Hollywood, no el cine, pereció de la noche a la mañana. Es así como una nueva figura dispersa o disuelve un viejo fondo. Fue el viejo fondo el que produjo y, en realidad, fue el estilo de vida del cine. Hollywood fue en sí un nuevo estilo de vida ahora desaparecido.
Se ha dicho a veces que el automóvil es ‘obsoleto’.
Esta palabra tiene muchos significados, y en cierta ocasión dediqué varios meses a estudiar ‘la obsolescencia como matriz de la innovación’. Quizá la vía más sencilla para llegar a comprender la cambiante función del automóvil sea señalar que el jet ha creado un ambiente enteramente nuesvo, no en torno de la figura del automóvil, sino en torno del fondo de éste. El jet rodea al sistema entero de autovías, de la misma manera que este sistema había rodeado antes al sistema ferroviario. Al ofrecer servicios de transporte de una clase enteramente nueva, el jet amenaza a las autovías tanto como éstas amenazaron otrora a los ferrocarriles. El jet ofrece al viajero una escala de tiempo totalmente nueva, al crear un fondo de servicios de extensión mundial basado en el patrón de veinticuatro horas, que dan acceso a cualquier parte del mundo. El jet no sólo ha revolucionado la planeación y ejecución de toda la actividad comercial, sino también la política y la cobertura de las noticias. Cintas magnéticas y filmes se envían por avión de una a otra parte del mundo dentro de un periodo cuyo patrón son las veinticuatro horas. Los estudiantes, por ejemplo, pueden ahora planear sus estudios de manera completamente nueva, por cuanto resulta tan rápido y barato desplazarse a cualquier país lejano para estudiar lenguas o arqueología como seguir un curso en la universidad local. A su vez, las universidades disfrutan de subsidios que les permiten enviar a sus profesores a todas las partes del mundo para llevar a cabo proyectos de la mayor diversidad. En contraste, el automóvil y su ambiente de servicios han asumido nuevas funciones de utilidad o recreo, las cuales, en grado considerable, se ajustan a la escala de tiempo impuesta por el viaje en jet. | |
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Así, no ha sido tanto el automóvil como figura, sino su fondo, lo que ha sido transformado por el ambiente de nuevos servicios creado en torno del avión. Este mismo nuevo ambiente de servicios en torno al avión ha alterado profundamente la imagen que la gente tiene de sí misma y de los demás, como lo atestiguan los piratas del aire, para quienes el jet ofrece la perspectiva inmediata de una cobertura informativa mundial. En cierto sentido, son los piratas del aire quienes constituyen el verdadero jet set; quienes, por así decirlo, intuitivamente han captado la significación de este nuevo medio, interpretándolo como algo que escapa del ‘establecimiento’ y deja anticuado nuestro sistema legal. Así pues, quizá fuera posible considerar la ‘obsolescencia’ desde este punto de vista y considerarla como el desplazamiento de un servicio por otro servicio nuevo, al quedar el viejo fondo circundado por un nuevo fondo. Esto no significa, sin embargo, la extinción del servicio anterior, pues en muchos casos persisten juntos el viejo y el nuevo, como ocurre, por ejemplo, con el automóvil y el avión o la escritura a mano y la palabra impresa. Ni siquiera la máquina de escribir acabó con la escritura a mano. Incluso, bien podría ser que ahora se escribiera más a mano que antes de la aparición de la imprenta. Pero la cantidad no es la clave para la función o el uso. En términos de obsolescencia, el libro impreso ha sido sobrepasado varias veces por nuevos servicios, como la fotografía, el cine y el Xerox. Así como Gutenberg hizo de cada persona un potencial lector, Xerox convierte a cada una en posible editor, y con ello, por así decirlo, se cierra el círculo de la tecnología inaugurada por Gutenberg. Esto no obstante, los viejos usos del libro impreso siguen persistiendo lado a lado con muchos de los aspectos de la fotografía, el cine y la reproducción xerográfica. De todos modos, si profundizamos en el análisis, resulta evidente que, cuando un servicio queda envuelto por otro servicio nuevo, quienes utilizan el antiguo son intensamente afectados por el más reciente. La forma de escribir para el periódico durante la era de la imprenta y la fotografía ha sido considerablemente alterada por esas nuevas técnicas intensamente realistas. El cine usa el libro como fuente temática y guión práctico; pero la técnica cinematográfica, a su vez, ha alterado radicalmente los modos de percepción y redacción.
¿El estudio global del hombre y su situación realizado por el MIT cubre el fondo? | |
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Convendría puntualizar que estos estudios se realizan de acuerdo con las normas del ‘desarrollo de sistemas’, por lo que propenden a concentrarse en la figura, desdeñando el fondo o contorno de servicios y contraservicios. En forma semejante, el informe de Milton EisenhowerGa naar voetnoot2 sobre la violencia se interesa principalmente por las imágenes de violencia que se presentan en algunos programas de distintos medios. La violencia se presenta en ellos como figura, y los estudios en cuestión lo que hacen es tratar de descubrir el fondo correspondiente, considerándolo como la causa que explica la figura. En la práctica, sin embargo, la figura de la violencia sólo tiene significación contra un fondo por completo diferente, a saber, la extrema movilidad del ambiente humano contemporáneo. La movilidad, como tal, socava la identidad humana, y la amenaza contra la identidad es la causa próxima de la ‘violencia’. En todo caso, la violencia es una respuesta a la imagen de la identidad amenazada; y como son de muchas clases los cambios capaces de amenazar a la identidad, son también múltiples las formas de violencia o reacción contra tales amenazas. Por ejemplo, el uso del avión o el automóvil, en tanto excede todo poder individual humano, significa una manifestación agresiva del ego que, por una parte, afirma la identidad del conductor o usuario, mientras que, por otra, amenaza la identidad o incluso la existencia misma de quienes se hallan en el ambiente donde se ejerce la actividad. Esta sola razón basta para explicar por qué la velocidad y la fuerza incitan a toda la gente a utilizar los mismos medios, a fin de afirmar y proteger su propia identidad. En esta situación, el ciclista, por ejemplo, resulta una persona violentísima, que proclama su amenazada identidad por medio de la más extrema resistencia. Los estudios de sistemas generales no han hallado hasta ahora la manera de investigar el fondo de ninguna figura. Por ejemplo, cuando se intenta averiguar la naturaleza de la radio mediante el censo de los oyentes y el análisis de la índole de los programas, simplemente se prescinde de los efectos de la radio, como tal radio, sobre la psique y el sistema nervioso humanos. La radio como fondo, como ambiente mundial, trastorna la relación de todos con todos, cualquiera que sea el programa. Los estudios de sistemas generales, como la mayor parte de los estudios sobre los medios, ignoran la fricción de la figura contra el fondo, e intentan | |
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deducir el fondo mediante el simple estudio cuantitativo de la figura, la cual queda así relegada a la categoría de ‘contenido’. Tal enfoque conduce a una desesperante confusión, pues invariablemente, cualquiera que sea el medio -lenguaje, vestido, radio o tv- el contenido es el usuario mismo, y es el usuario únicamente quien constituye la experiencia del servicio o medio en cuestión. No importa lo que en la pantalla de tv aparezca: si el espectador es un chino, el programa será asimismo chino, exactamente por la misma razón que una película cinematográfica presentada en tv es experimentada por el televidente como un espectáculo de tv, no como cine. Pues el medio tv traduce el cine a tv y el resultado no es cinematografía, sino una imagen de tv. A este respecto, quienes estudian la dinámica de los sistemas, sea el mit o la Rand Corporation, intentan traducir todo fondo a figura, y clasifican todos los efectos como ‘entradas’. La razón para que así procedan está relacionada con el hecho que todos estos investigadores son inconscientemente personas alfabéticas y ‘literales’, incapaces de idear otra estrategia de investigación no expresable en términos de supuestos cuantitativos, por medio de programas de sí-o-no, de ‘bites binarios’.Ga naar voetnoot3 El problema del hombre literario occidental, enfrentado al africano o al oriental, consiste en su necesidad agresiva de traducir a su cultura alfabética la no alfabética de África o el Oriente, con el fin de dominarla. Hay razones inherentes por las que el hombre fonéticamente literario es un personaje unidireccional, incapaz de diálogo verdadero con personas de otras culturas. Estas razones se exponen en The Gutenberg Galaxy: The Making of Typographic Man.Ga naar voetnoot4 El hombre fonéticamente literario, desde el griego hasta el contemporáneo, se ha negado siempre a estudiar los afectos de cualquier cosa, pues única y exclusivamente le interesan ‘entradas’ y contenido. Considera que las entradas son el contenido, y todo aquello que impida el avance de estas entradas hacia su objetivo es denominado ‘ruido’. Hoy, el hombre fonéticamente literario se halla profundamente perturbado, por causa de su inflexibilidad, y también porque él mismo es ahora meramente una figura sobre un gigantesco fondo acústico de información eléctrica simultánea. | |
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Cuando el Club de Roma realizó su estudio sobre los límites del crecimiento, cometió el habitual error occidental de estudiar únicamente hardware y entradas, prescindiendo de la cualidad de la vida y de los efectos de los distintos estilos de vida. El hombre fonéticamente literario ha ignorado sistemáticamente los efectos del literismo fonético sobre sí mismo y sobre los demás. Los japoneses están a punto de poner en práctica un programa con el que, a costo de muchos miles de millones, van a tratar de imponer en el Japón la escritura fonética. Este programa alterará la faz del Japón radicalmente y socavará su cultura oral, su iconografía y su ritual. Esta hendidura de la entera identidad japonesa liberará una fantástica corriente de violencia y la búsqueda colectiva de una nueva identidad, que se realizará en una escalada de competencia inimaginada en la historia de la humanidad. El hombre alfabético, desde el griego antiguo hasta nuestro contemporáneo, ha sido constantemente agresivo y ha estado en guerra con su ambiente. La necesidad por él sentida de traducir su ambiente a términos fonéticos, alfabéticos, lo convierte en un conquistador y en una arrasadora cultural. Desde el sputnik, la súbita conciencia del planeta como forma de arte impulsó al hombre a programar todos los aspectos de la vieja ‘naturaleza’. Una vez encerrado el planeta en el interior de un ambiente hecho por el hombre, para bien o para mal, el arte se impuso sobre lo natural, en forma muy parecida a como el mercado sustituyó a la naturaleza en el siglo xix. El conocimiento de que la supervivencia depende ahora del equilibrio simultáneo entre todos los factores ecológicos, en cierto profundo sentido hace ‘obsoleto’ al hombre occidental. En realidad, su propio nuevo ambiente eléctrico lo está adentrando en sí mismo, ensimismándolo, al mismo tiempo que la vieja tecnología mecánica occidental impulsa al hombre oriental afuera de sí, hacia los objetivos decimonónicos de conquista. |
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