Debate sobre el crecimiento
(1975)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd
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11. Carl KaysenCarl Kaysen ha sido director del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, Nueva Jersey, desde 1966. ¿Por qué los principales economistas del mundo critican tanto el estudio del mit Los límites del crecimiento?
Porque el modelo en torno al cual gira la discusión deja de lado algunas proposiciones económicas elementales. La más importante de las nociones económicas elementales que el modelo desdeña es la existencia de mecanismos de ajuste por medio de los precios, en virtud de los cuales, cuando las cosas escasean, los precios se elevan, cambian; y este cambio de los precios, a su vez, se traduce en un ulterior ajuste de la demanda. Entonces, por un lado, disminuye el | |
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suministro, mientras que, por el otro, lo aumenta, al reclamar nuevas tecnologías, nuevos sustitutos. Estos ajustes han producido en el pasado el aumento del suministro de recursos. El hecho de que estos mecanismos no aparezcan en parte alguna del modelo hace a éste sospechoso para los economistas.
¿Es posible, en alguna forma, medir los recursos en términos económicos o físicos, mediante simulación por computadoras o de otra manera?
Los recursos ciertamente pueden medirse en términos físicos, y así se hace habitualmente. Se habla de reservas de tierra en hectáreas, de carbón en millones de toneladas, lo mismo que de las reservas de petróleo en millones de barriles o toneladas. Por otro lado, creo que penetramos más en el conocimiento de los recursos cuando pensamos en ellos o los medimos en términos económicos. Existen hectáreas de tierra fácilmente accesibles y trabajables. A más alto precio, por riego o recuperadas por desecación de pantanos, podemos añadir muchas hectáreas más. Similarmente, si pensamos en los recursos minerales, también tenemos depósitos fácilmente explotables y otros de explotación más difícil y cara, pero posible. Hace apenas unos días hablaba yo con uno de los ejecutivos de una de las mayores compañías de aluminio, quien me manifestó que su fábrica iba a dejar la bauxita, el mineral de aluminio fácil de trabajar, y en su lugar emplear otro mineral de aluminio menos fácilmente elaborable o nunca antes usado, pero del cual existen reservas enormes. Esto significará que la tonelada de aluminio costará unos centavos más, pero estos centavos significan acrecentar las reservas. Esto demuestra que uno de los problemas que plantea la noción de límites del crecimiento consiste en que la medición de los recursos en términos físicos deja en la oscuridad el hecho importante de que la situación varía cuando la medición se basa en términos económicos.
Pero poner en explotación nuevas tierras o ese nuevo mineral de aluminio requiere más dinero. ¿Cómo van a obtener ese dinero los países pobres del Tercer Mundo, para explotar nuevas tierras, regarlas y cultivarlas?
No hay otra solución a los problemas de la pobreza en los países del Tercer Mundo que el crecimiento económico gene- | |
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ral del mundo. Sin crecimiento general de la economía del mundo, el problema del Tercer Mundo se agravará, en lugar de aliviarse. Creo que queda fuera de toda realidad el esperar que sea posible una distribución radical de la riqueza y el ingreso si no hay ahora un crecimiento. En primer lugar, llegar a un alto nivel de vida en los países pobres implica inexorablemente el crecimiento de estos países. Y como en ellos habitan casi dos terceras partes de la población mundial, su crecimiento económico implica el del mundo entero. Además, el crecimiento económico de los países pobres depende mucho del comercio con las naciones ricas y de las inversiones que éstas hacen en ellos. Otra vez resulta imposible concebir que puedan aumentar el comercio y las inversiones, si el ingreso de las naciones opulentas desciende, en lugar de aumentar.
¿Diría usted que hay indicios de que la tecnología también crece exponencialmente?
A este respecto contamos con amplia experiencia histórica. Por supuesto que predecir el futuro es arriesgado. La única forma de hacerlo es mirar a la experiencia del pasado. La región donde este asunto ha sido mejor estudiado en términos cuantitativos es los Estados Unidos. A lo largo de los últimos cien años, la tecnología de los Estados Unidos -el valor del producto que puede obtenerse de un paquete determinado de insumos- ha ido creciendo a razón de un dos por ciento anual aproximadamente, en otras palabras, exponencialmente. Disponemos de información sobre periodos más cortos en algunos países europeos y Japón, y también en ellos la tecnología se ha desarrollado exponencialmente en el mismo sentido. Hay ciertos leves indicios, poco concluyentes para fundar en ellos un juicio certero, de que el ritmo del crecimiento tecnológico se ha acelerado en años recientes. Creo, sin embargo, que habremos de esperar una o dos décadas para cerciorarnos de que éste es el caso.
Si se introdujera esta aceleración del crecimiento tecnológico en el modelo del mit sería lógico esperar otros resultados.
Significaría un cambio muy fundamental en el modelo. Este modelo particular podría describirse gruesamente de la siguiente manera: Tenemos cantidades, como población, producción industrial, etcétera, que crecen exponencialmente. Tenemos un techo fijo. Cuando estas cantidades choquen | |
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contra este techo, no sólo no lo atravesarán, sino que retrocederán con un fuerte estallido. Este fuerte estallido es el giro descendente de la población, de la riqueza del mundo, la catástrofe que predice el modelo del mit. Una vez introducido en el modelo el crecimiento exponencial de la tecnología, lo que veremos será que el techo también crece, se eleva. Entonces la cuestión estriba en la rapidez con que este factor crezca en relación con los demás. Llegados a este punto, podemos retroceder y examinar cuál es el mecanismo de ajuste que conecta, por así decirlo, el nivel del techo o su tasa de elevación, con la tasa de crecimiento de las magnitudes antes mencionadas, como la población, la producción industrial, el uso de los insumos minerales, etcétera.
¿Son vitales los mecanismos de ajuste?
Ningún modelo económico queda completo sin algún cálculo de los mecanismos de ajuste. El mecanismo de ajuste verdaderamente importante, central para la idea económica entera, es el mecanismo del sistema de precios. En parte alguna del modelo del mit se admite que este mecanismo se toma en cuenta. Veamos una muy simple razón para el escepticismo respecto a los argumentos aducidos en relación con los límites de los recursos minerales. No es verdad, en general, que haya estado creciendo la parte que del producto nacional corresponde a los recursos minerales o a la producción agrícola. Más bien ha ido disminuyendo durante un largo periodo. Así ha sucedido ciertamente en los Estados Unidos, donde contamos con cifras correspondientes a un periodo de considerable duración. También parece cierto por lo que respecta a la Europa occidental, aunque podría ser que nuestra información sobre ella no fuera tan completa ni abarcara tanto tiempo. Si la tesis del mit fuera correcta podríamos esperar que se produjera una elevación relativa de la producción de minerales y otros recursos necesarios para suplir esos minerales cada vez más escasos. Sin embargo, vemos lo contrario, un descenso general de la porción que a ellos corresponde del producto general. Hablando con el profesor NordhausGa naar voetnoot1 en Yale, quien ha construido un modelo, junto con el profesor James Tobin, de Yale, aquél me dijo que el modelo del mit era exagerada- | |
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mente complicado, y señaló la necesidad de otro modelo mucho más sencillo. Creo que debería ser más simple en algunas de sus dimensiones, pero más complejo en otras; por ejemplo, convendría introducir en él algún mecanismo de ajuste de los precios. Aún no he tenido oportunidad de ver el modelo de Nordhaus-Tobin.
¿En qué motivos precisos funda usted su rechazo del modelo del mit?
Realmente me baso en que el argumento fundamental, del que se deriva la conclusión de la necesidad de detener el crecimiento, es sencillamente erróneo, intelectualmente inconvincente. Una vez que se afirma que la catástrofe no es inevitablemente inmediata, lo correcto es preguntarse cuáles son las posibles alternativas. Como decía antes, si ante todo y principalmente nos planteamos la cuestión de la pobreza de los dos tercios de la población mundial, percibiremos la imposibilidad de aliviar esta pobreza si no continúa el crecimiento económico. Al expresarme así no pretendo sugerir ninguna de estas dos cosas; primera, que los patrones del crecimiento futuro deban ser los mismos que en el pasado, pues quizá deban cambiar. Segunda, no quiero sugerir que no sean reales los problemas de la contaminación y el agotamiento de los recursos, que no debamos prestarles atención; por el contrario, creo que el problema de la contaminación, lo mismo en los países ya industrializados como en los que están industrializándose, es un problema en extremo apremiante. No hemos abordado estos problemas en la forma correcta. Estamos apenas comenzando a aprender cómo obrar frente a ellos. Es muy importante que lo hagamos. Parte del problema de la contaminación estriba en la elección de métodos tecnológicos menos contaminantes. Parte del problema es, otra vez, utilizar las muy simples ventajas de los mecanismos del precio, y hacer que quienes causan la contaminación paguen por el daño que infligen a la sociedad en general. Si les hacemos pagar, obrarán sobre ellos muy poderosos incentivos para minimizarla. En nuestro sistema actual, el producir contaminación resulta, por así decirlo, gratuito; y como resulta gratis, no hay incentivo económico para evitar producirla. Tampoco cabe discutir la realidad del problema de la sobrepoblación mundial. Sin embargo, en el libro Los límites del crecimiento, el | |
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problema de la población se discute muy superficialmente. No distingue ni analiza la diferencia entre el número de hijos deseado y el que realmente se tiene. No se explica qué determina la magnitud de la familia lograda, por una parte, ni por otra, qué determina la magnitud de la familia deseada. A mi juicio, no importa lo que hagamos en la esfera de la difusión de los métodos de control de la natalidad ni que demostremos al pueblo la conveniencia de tener menor número de hijos. Hemos de enseñar al pueblo que, habiendo aumentado muy considerablemente la tasa de supervivencia, especialmente gracias a la reducción de la mortalidad, en general puede integrarse una familia con el número deseado de hijos, aun cuando disminuya el número de nacimientos. Debe explicarse asimismo el enorme aumento que tendrá la población en los próximos treinta años. Hemos de pensar más en los medios de adaptarnos a este elevado nivel y menos en desear que no se eleve.
¿Está usted decididamente en favor del esfuerzo por lograr un modelo mundial elaborado con computadoras que permita inventariar los recursos y problemas del planeta?
Bueno, creo que ésta es una pregunta análoga a las que plantea cualquier empresa intelectual. Es algo que cada persona ha de decidir por sí misma. Si alguno piensa que es una idea muy buena y cree saber cómo llevarla a la práctica, dejémosla seguir adelante. Mis inclinaciones no me llevan en esa dirección. Creo que existe tan enorme vacio de información en muchos campos, que el modelo, como tal, resultaría realmente muy burdo, y muy magras las conclusiones que de él pudieran sacarse. Por otra parte, creo que en torno a la computadora se ha creado una intensa aura de misticismo terriblemente innecesario. Muchas de las principales ideas del modelo del mit podrían haberse tratado sin tan elaborada computación. La computación elaborada es importante cuando el modelo contiene gran acopio de detallada información y resulta una diferencia significativa del hecho de que un número tenga cierta magnitud en lugar de otra. Ahora bien, dada la falta de conocimientos sobre la estructura de las relaciones del modelo del mit y la enorme imprecisión de las dimensiones cuantitativas, me parece que se ha exagerado enormemente el papel de la computación. | |
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Pero tiene verdadera importancia como un minúsculo primer paso...
Si, como minúsculo primer paso tiene importancia; es quizá un interesante primer paso. El modelo me ha interesado a mí más que a la mayoría de sus críticos. Es posible que la crítica ayude a los autores del modelo a que su segundo paso sea mejor que el primero...
Por eso estoy yo aquí.
...y en una dirección que siempre considero deseable. Existe, permítame repetirlo, el elemento del misticismo de la computadora. Los cálculos que hace la computadora no son ipso facto más correctos que los cálculos efectuados por el hombre con lápiz y papel o por una máquina calculadora. Cuando un modelo se hace suficientemente complicado, en el sentido de contener en él un número adecuado de ecuaciones o relaciones, es necesaria la computadora. Creo que es cosa de apreciación.
¿Cree usted que la sociedad evoluciona hacia una administración planetaria, en escala semejante a la de la MIT o la General Motors? ¿Cree usted que fuera preferible la evolución hacia una administración del planeta de índole más pragmática?
No puedo ver en un futuro tan lejano. Pienso, no obstante, que ciertas cosas habrán de dirigirse en gran escala y otras en escala más reducida. Como norteamericano, cierto prejuicio jeffersoniano me lleva a creer que las cosas deben dirigirse a escala tan pequeña como sea posible. El examen de la escena mundial actual no indica que estemos avanzando con demasiada rapidez hacia una mayor unidad política, hacia mayor homogeneidad política.
Pero ¿podrían los científicos influir la política hacia esa, diría yo, muy necesaria forma de gobierno mundial?
Quizá sea mejor responder a su pregunta en forma indirecta, diciéndole que en el mundo de hoy la fuerza política más poderosa parece ser el nacionalismo, y no el cálculo racional. Sospecho que permaneceremos enfrentados a este hecho durante largo tiempo. En el mundo político, muy pocas cosas ocurren por haberse demostrado su bondad | |
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mediante argumentos lógicos. No quiero menospreciar el papel de la razón, en la cual, en definitiva, creo; pero a veces ha de pasar largo tiempo antes de que prevalezcan los argumentos de la razón. |
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