Debate sobre el crecimiento
(1975)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd10. Paolo SoleriPaolo Soleri nació en Turín, Italia, en 1919. Estudió en la universidad de su ciudad natal, en la que se doctoró en arquitectura. Llegó en 1947 a los Estados Unidos, beneficiario de una beca Frank Lloyd Wright. Desde 1962 vive en Arizona. Dos becas Guggenheim permitieron a Soleri completar sus estudios sobre la arquitectura como ecología humana. | |
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Soleri ha fundado la Cosanti Foundation, organización no lucrativa dedicada a la investigación urbanística, cuya sede está ahora establecida en Scottsdale, Arizona. Arcosanti, población experimental para 3 mil habitantes, está actualmente construyéndose en la región centro septentrional de Arizona. Arcosanti será el primer medio urbano diseñado de acuerdo con los principios de la arcología, el sistema completo para albergar la vida, el trabajo, la educación, la cultura, el descanso y la salud. ¿Ha leído usted Los límites del crecimiento?
He visto el libro; lo he hojeado rápidamente. En muchas formas soy más optimista de lo que justifique serlo el material del libro.
¿Qué lo condujo a usted a su obra de remodelación de la civilización urbana?
La convicción de que la civilización urbana está derrumbándose en pedazos. Creo que la vida es un fenómeno de índole implosiva, y no explosiva. Todo lo que concierne a la vida, a su instrumentación y a su desarrollo, ha de presentar clarísimamente este carácter de implosividad, como contrario de explosividad. Ésta es la razón por la que estoy tan prendado -pegado, podría alguien decir- a la idea de complejidad y miniaturización.
¿Basa usted en la miniaturización sus futuras habitaciones con el fin de rehumanizar al hombre?
No creo que realmente podamos iniciar algo si basamos nuestros actos pura o exclusivamente en la experiencia del pasado, que comienza con Adán y Eva. Creo que se trata de un síndrome muy extendido. Muchos hombres de ciencia van a la busca de la razón o la explicación de los fenómenos partiendo del supuesto de que la realidad comienza con la | |
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vida del hombre. La verdad es, sin embargo, que comenzó antes, mucho antes, de que el hombre apareciera sobre la Tierra, tal vez hace tres mil millones de años.
La naturaleza como horno del Sol.
Ésta es la cuestión; la frase fue acuñada para presentar la naturaleza a una luz que no es la luz de la delicadeza, de la belleza o la Arcadia. La naturaleza es mucho más poderosa, exigente y compleja que nuestras ideas románticas.
Cruel también.
Lo es la naturaleza, por virtud de la vastedad de los fenómenos, de una manera muy indiferente a cualquier forma de vida. En cierto sentido, la vida es la intrusión de algo muy concreto en fenómenos a los que no se les da un ardite lo que la vida pueda ser en sí. Hemos de hacernos capaces de hallar la manera de mantener a raya esta crueldad, esta indiferencia, utilizando al mismo tiempo a la naturaleza. Humanizar, si algo significa, quiere decir producir más espíritu mediante la transformación de más materia; en cierto modo, vida es transformación de materia en espíritu. Así pues, a menos que encajemos la humanidad en este fenómeno, humanidad no significa gran cosa.
Cuando usted habla de humanizar las ciudades, ¿qué lugar deja a la agresión?
En mi opinión, esta teoría de la agresión sólo relativamente es verdadera y, en realidad, no ha sido demostrada. Si consideramos la aglomeración al nivel del animal, tenemos derecho a objetarla. Ahora, si tomamos la aglomeración al nivel cultural, hemos de admitir que tiene su causa en los medios gracias a los cuales se desenvuelve la cultura. Y esto explica por qué la ciudad ha llegado a ser cada vez más el centro de la civilización. Y es ahí donde la presión de las cosas se hace crítica, donde las cosas acontecen o comienzan a acelerarse.
Al rediseñar nuestras casas urbanas, ¿también toma usted en cuenta la remodelación de la conciencia?
En cierta forma, la conciencia ha sido modelada por el medio. No podríamos ser lo que somos si la Tierra no tuvie- | |
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ra cierto diámetro o no girara a cierta distancia del Sol. Nosotros estamos ambientalmente definidos. No hay escapatoria a esto, y por eso somos únicos. La posición relativa de la Tierra en el sistema solar y lo que es este sistema definen en forma muy definida la morfología de lo que somos. Esto es lo que usted podría llamar la parte no deseada de la vida. En cuanto a la porción deseada de la vida, no puedo estar de acuerdo con Skinner. Hay algo más en ella que la simple reacción a la recompensa y el castigo. No me es posible explicar la conducta de una persona por medio del refuerzo positivo. Hay más que eso, estoy bien convencido, al decir que definiendo un nuevo medio se redefine al hombre, como asevera Skinner. En cierta forma, somos lo que es nuestro medio, y sólo podemos evolucionar si elevamos el medio en torno nuestro a nuevos niveles de calidad de ejecución.
¿Cree usted que su manera de diseñar los centros urbanos habrá de fomentar la colectivización de la conciencia?
Estoy muy de acuerdo con Teilhard de Chardin cuando dice que para tener mejores personas hemos de comenzar por tener una mejor sociedad, y que para tener una sociedad mejor es necesario un mejor medio. Cuanto más se constituya la sociedad en verdadera cooperación de individuos, tanto más se personalizarán los individuos. No hay contradicción aquí. Hay algún refuerzo en este proceso, y ello nos vuelve a Skinner.
Cuando usted se sienta a la mesa para hacer sus diseños, ¿lleva usted en mente pensamientos acerca de cómo hacer más próxima la convivencia de las personas?
Jamás me siento a diseñar viviendas para la gente. Pienso en hallar la relación absolutamente fundamental. Estoy tratando de ilustrar esta relación. Nadie me ha solicitado todavía que diseñe una ciudad. Por tanto, no la he diseñado. Pero los materiales que he producido son simplemente símbolos de definiciones y explicaciones esquemáticas de una idea. La idea subyacente a esta metodología es que cada vez que nos hallamos ante algo más vivo estamos frente a algo más complejo. Cada vez que nos encontramos ante algo más complejo, automáticamente, por razón misma de su complejidad, tenemos en nuestras manos algo que debe ser miniaturizado. De esta manera, si usted espera producir algo que | |
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sirva a la vida, habrá descubierto algo que es automáticamente más complejo y automáticamente más miniaturizado.
Hasta ahora hemos venido hablando en los términos del mundo occidental. ¿Sería posible construir en el Tercer Mundo,Ga naar voetnoot1 donde realmente existe la aglomeración, las ciudades que usted propone?
No ya posible, sino en cierto modo imperativo. Ello es válido ahora, cuando comenzamos a pensar que la cantidad de materia y energía de que disponemos es limitada. En este momento hemos de hallar los medios para no castigar a la vida mediante la limitación del crecimiento; en lugar de limitarlo, lo que debemos hacer es intentar una transformación, un salto cuántico hacia algo muy distinto. Se trata, en alguna forma, de interiorizar más materia en lo que pudiéramos llamar nuevos paisajes para el hombre. Lo que vengo aconsejando es la interiorización de la ciudad. Construir la ciudad en un medio interiorizado, el cual, en cierto modo, se convierte en un nuevo organismo. Al hacerlo se llega a una nueva economía, economía patentemente conectada y ligada a este proceso de espiritualización. Cada nuevo organismo es un universo interiorizado; y los organismos, a veces, se unen y trabajan juntos para producir sistemas mucho mejores para aprehender y utilizar el ambiente. La colmena es buen ejemplo; lo es asimismo la colonia de; termes; tenemos muchos, muchos ejemplos.
Usted hace habitables estas colmenas.
No. Habría que introducir el elemento humano en este supersistema. ¿Y qué es el elemento humano? Es el elemento mental que se despliega en expresiones fundamentalmente interculturales. Nosotros hemos de hacer en el plano humano, en los planos social y cultural, lo que la abeja ha sido capaz de lograr en el plano biológico. Con esto la colmena se traduciría en la ciudad. Pero sentirse atraído por la analogía no es, creo yo, comprender lo que los supersistemas en cuestión son capaces de hacer para la persona, para el individuo. Para la abeja, evidentemente, estos supersistemas | |
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son estrictamente esenciales para la supervivencia y el desenvolvimiento de su vida. Para el hombre serán instrumentos esenciales y muy positivos de desenvolvimiento. Tenga presente que la cooperación es fundamental para la vida. Nadie podría sobrevivir ni un solo día sin la casi plena cooperación de la gente, de las organizaciones, instituciones y toda suerte de mecanismos habituales.
Pero cuando usted inyecta los elementos culturales y mentales, por ejemplo, de Calcuta, tropieza usted con un mundo enteramente distinto.
Sobrevivir es una cosa, y si la meta es la simple supervivencia, entonces Calcuta basta para salir del paso. Pero la supervivencia es la base para algo mucho más esperanzador. Así, definir una buena colmena no significa definir una buena ciudad o un buen medio para el desenvolvimiento de las personas. Se trata de un instrumento y como tal, sólo adecuado para fenómenos muy limitados. Tenga usted en cuenta que el instrumento es una cosa y el compositor o el músico, otra diferente. Si quiere usted producir música necesitará algún aparato, así sea únicamente el de las cuerdas vocales. Esto no significa que uno haya de llegar a ser un gran cantante o un gran compositor. Si queremos producir una civilización, necesitaremos los instrumentos que nos permitan producirla. Pero volviendo a Los límites del crecimiento, pienso únicamente que este estudio dice, precisamente, que lo en él aconsejado debe traducirse a un salto cuántico, y esto es lo que yo decía. Un salto cuántico, gracias al cual sea posible hacer más con menos, es decir lo que la complejidad es capaz de hacer. Y el aspecto físico de esto es el proceso de miniaturización.
¿Es esto arcología, uno de los inventos de usted?
Esto es lo que la arcología trata de ilustrar. Lograrlo es otro asunto.
¿Llegará a ser la arcología el instrumento definitivo para la colectivización del hombre?
Si, dondequiera que sea, hay mala intención, y esta intención perversa florece, se desarrolla y encuentra medios en que puede penetrar; ni siquiera la arcología podría cortarle | |
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el paso. En realidad, podría convertirse en un buen instrumento para los malhechores. Pero éste es un riesgo que debemos correr. Pero decir que dos es igual a dos no tiene sentido, porque también nosotros somos fenómenos colectivizados. Los miles de millones de células que componen el cuerpo de cada uno de nosotros ofrecen un buen ejemplo de una forma de universo fantásticamente organizado y bellamente coordinado y automatizado. Rechazar estos aspectos como si fueran contrarios a la vida significa ignorar lo que es la vida, preponderantemente. Debemos ir más allá de eso, pero no podremos ir más allá si no rechazamos eso. Para ir más allá es necesario incorporar eso en el desenvolvimiento de la vida.
¿Diría usted que lo que trata de hacer es lograr una transformación de la vida, tanto mental como arquitectónicamente?
Arquitectónicamente por lo que se refiere al medio; mentalmente, en tanto este medio sea usado por los individuos en él inscritos. El punto de partida es que tal medio permitiría a la persona o al grupo realizar con mayor eficiencia las actividades de la vida. Esto significa un medio más reactivo a los fines y deseos de todos y cada uno. Tenemos un buen ejemplo contrario en la frustración que nuestras ciudades actuales causan en la sociedad, por la mera razón de no darnos los bienes que supuestamente debieran entregar. El bien fundamental es la información. Nosotros guardamos toda clase de acumulación de reacciones en la vida a beneficio de la información. Queremos saber. Queremos saber porque deseamos ejecutar, y sólo podemos ejecutar si sabemos. Ésta es la razón de que vivir sea acumulación, implosión, cooperación. A fin de saber más y hacer más. Si el medio frustra este propósito, entonces este medio es antivital. Y esto es lo que tratan de hacer nuestras actuales metrópolis: frustrar esta interacción, este conocimiento, esta búsqueda, esta conexión, esta cooperación. La metrópoli tiende a segregar demasiadas cosas; a poner demasiados obstáculos a demasiadas cosas, hasta que las personas se sienten perdidas y reaccionan violenta o agresivamente. La base es instrumental. La meta se encuentra más allá de lo instrumental.
¿Espera usted que algún día triunfe su ideal, se haga realidad?
Supongo que sí. Aunque por ahora sólo despierta mera curiosidad. |
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