Debate sobre el crecimiento
(1975)–Willem Oltmans– Auteursrechtelijk beschermd
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52. Edwin M. MartinEl embajador Edwin M. Martin es presidente del comité de ayuda al desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, con sede en París. Para considerar la cuestión planteada por Los límites del crecimiento y elegir el curso de acción, es necesario dejar establecidos ciertos supuestos. Explico mi posición de este modo, por cuanto no pueden ser más que eso, suposiciones, no susceptibles, salvo una o dos, y muy marginalmente, de discusión lógica o de prueba fáctica. Usted puede alegar que esto es también un ‘supuesto’, en el mismo sentido. Acepto el punto, pero así pienso. Creo lo siguiente: 1) Las incertidumbres son demasiado grandes para justificar previsiones basadas en el uso de recursos que no sean los de esta Tierra y su envoltura atmosférica. 2) El hombre goza de absoluta prioridad para usar en beneficio suyo los recursos de esta Tierra. 3) Bienestar puede tener tantos significados como personas existen, pero yo me refiero exclusivamente al bienestar del hombre mientras vive en esta Tierra. 4) Cada generación carga con la responsabilidad de mantener esta Tierra con capacidad para servir al bienestar de las futuras generaciones; pero precisar cuánta prioridad haya de | |
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darse a esta declaración y hasta cuándo ha de regir en el futuro, es materia de decisión política individual imposible de definir objetivamente. 5) Todos los seres humanos nacen con igual ‘derecho’ a llevar una vida satisfactoria en la Tierra, y las desigualdades son resultado de actos humanos, pasados y presentes, y, por tanto, modificables por el hombre. 6) Los ahora vivientes que llevan una vida no satisfactoria deben esto, en gran parte, a los factores aleatorios que han determinado el país donde nacieron, en qué comunidad o familia, y con qué genes. 7) Por consiguiente, sobre aquellos que tuvieron suerte, carga una pesada obligación: mejorar el nivel de vida de los demás, precepto al que, según los casos, suele denominarse caridad cristiana o humanismo. 8) Qué constituya un mejor nivel de vida es algo que difiere ampliamente, de una cultura a otra, y frecuentemente, de un individuo a otro o de un tiempo a otro. Esta última diferencia parece haberse acelerado en las décadas recientes. Con fundamento en estas ocho premisas, voy a señalar los siguientes puntos respecto de Los límites del crecimiento: 1) En virtud de la contaminación en los actuales estilos de vida, cabe prever graves problemas de contaminación, de agotamiento de recursos y de exceso de población; pero la fecha en que se presenten dependerá de una impredecible tasa de progreso tecnológico y de nuestra capacidad para manejar la política de nuestras sociedades. 2) No hay razón para suponer que continuará, el actual estilo de vida con su componente de gran consumo medio de energía y cosas; más bien parece probable lo contrario, con importantes consecuencias con respecto a la presión del tiempo bajo la cual la ciencia ha de dar mejores respuestas. 3) De todos modos, la mayoría de la humanidad carece de suficientes bienes materiales, particulares y públicos, para permitir un muy mínimo y decente nivel de bienestar y dar sentido de cumplimiento a la vida. De aquí que sea necesario un sustancial aumento de la producción de bienes, del consumo de energía con su consecuente intensificación de la contaminación, sin que obste el logro de un crecimiento nulo de la población. El ajuste mayor que habrá de ser necesario en el futuro previsible no es el relativo a la producción, sino a la distribución del consumo. Para la gente más acomodada, el lema habrá de ser no ‘crecimiento nulo’, sino ‘crecimiento nulo del consumo’. Además de la redistribución en el seno mismo de las naciones ricas, habrán de hallarse | |
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canales para conducir los bienes de producción y de consumo de los países ricos a los países pobres. 4) Esta necesidad de difundir la producción global durante buen número de décadas por venir, considerando las dificultades que habrán de vencerse para lentificar el crecimiento poblacional, y los obstáculos políticos a la redistribución global de la producción, exige un enérgico y perseverante esfuerzo para hallar nuevas fuentes de energía y de materias primas. Exige también utilizar y reutilizar éstas eficientemente y reducir sus efectos contaminantes. Éstos son grandes retos lanzados a nuestros científicos y tecnólogos. Es vital que la declinación del interés, que se produce en muchas sociedades por las cosas materiales, no se acompañe, como a veces parece ser, de una declinación del interés, por parte de los cerebros más capaces, en las carreras de investigación científica y técnica e innovación. 5) Esta continua presión sobre los recursos aporta una razón más para reducir, tan rápidamente como sea posible, el desperdicio de los escasos recursos, hecho del cual es buen ejemplo la producción de armamento para defender a una parte de la humanidad contra otra. Estos temores, de persistir, podrían complicar grandemente la vida de las futuras generaciones. Éste es sólo un ejemplo, aunque importante, para señalar en qué medida depende nuestro bienestar material e inmaterial, el de ahora y el del futuro previsible, de nuestra capacidad política. Esta capacidad también habrá de cultivarse cuidadosamente en las futuras generaciones. 6) Aunque reconociendo la importancia de conservar los recursos naturales, que creemos -sólo creemos, no podemos saber- contribuirán a la riqueza de la experiencia vital de las futuras generaciones, no debemos permitir que esta preocupación nos impida realizar grandes esfuerzos con vistas a mejorar la vida de aquellos que ahora viven y llevan una existencia apenas soportable. Esto incluye interés por nuestra flora y nuestra fauna. La variedad de las especies enriquece la vida de un pequeño porcentaje de nosotros, pero no debemos olvidar los millares -por lo menos- de especies que la naturaleza misma ha eliminado.
En los comentarios que hizo usted sobre Los límites del crecimiento, en el informe de 1972 para la Corporación del Desarrollo,Ga naar voetnoot1 dio usted la impresión de que consideraba en exceso | |
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pesimista el contenido de dicho estudio. Usted parece creer que el hombre puede alterar sustancialmente las tasas de crecimiento y prevenir futuros desastres. ¿Qué lo lleva a creer en la racionalidad del hombre?
Tal como usted me ha citado, lo que yo dije fue que puede alterar sustancialmente, lo cual no implica que tenga la seguridad de que lo hará. Creo que si el hombre encuentra la voluntad política y la organización política adecuadas para tratar tales problemas -que incluyen la reducción del despilfarro, del cual los gastos en armamento son un aspecto, y también el conveniente financiamiento y avanzado planeamiento de la ciencia, así como la investigación tecnológica conducente a hallar soluciones- las posibilidades de descubrir más recursos o nuevas fuentes de energía, de reducir el impacto de la contaminación consecuente a la producción, serán realizadas. Hago hincapié en que nuestro interés por la situación de los países en desarrollo debe llevarnos a hallar la manera de producir más. Para el futuro previsible, el problema no estriba en limitar la producción, sino en redistribuir el consumo, de forma que muchos pueblos, cuyos habitantes constituyen la mayoría de la población mundial y viven ahora al nivel de la mera subsistencia, puedan llevar una vida semidecente. Aun cuando esto signifique que, a fin de mantener la restricción total dentro de límites razonables, los individuos que ahora poseen dos automóviles y un yate de motor, tengan que arreglárselas con mucho menos. Creo que el hombre puede lograr esto también mediante un cambio en la apreciación de lo que es importante en el mundo. Ya ahora estamos viendo en los países ricos una nueva generación menos interesada en los bienes materiales y que piensa que la salud personal es la solución a la cuestión de la felicidad humana. Esta actitud podría cambiar los modos de consumo y, consiguientemente, los requerimientos de producción, en forma capaz de posponer la fecha de la crisis.
Según Carl G. Jung, ‘Los imponentes argumentos de la ciencia representan el más alto grado de certidumbre intelectual jamás alcanzada por el hombre’Ga naar voetnoot2 ¿Cree usted que los científicos puedan obtener la indispensable fuerza para lograr que se tomen las decisiones que sean necesarias? | |
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Quizá sea por la generación a que pertenezco, pero en conjunto soy pesimista en cuanto a lo que los hombres de ciencia, actuando en los campos social y político, puedan hacer para influir importantemente sobre la conducción de la vida de la sociedad. En su gran mayoría, los científicos son personas que buscan certidumbres, que están acostumbradas a tratar con absolutos y que encuentran dificultad en desenvolverse con los compromisos que son necesarios para el trato con multitud de individuos que poseen diferentes capacidades, deseos y ambiciones, lo cual es el meollo mismo de la vida política. Los descubrimientos realizados por los científicos pueden causar un efecto muy importante en la vida social, política y económica; pero creo que, como individuos, su intervención sería en conjunto ingenua, simple, y no siempre venturosa.
Sin embargo, la conmoción causada por Los límites del crecimiento, compuesto por científicos, ha ejercido sana influencia sobre la opinión pública.
Tiene usted razón. El libro, con todos sus defectos, ha logrado que la atención se enfoque de manera útil sobre el problema. Para mí no está muy en claro el que haya sido compuesto por científicos. Utiliza el acceso del análisis de sistemas, que más bien deriva de las ciencias sociales, las cuales deben distinguirse muy nítidamente de las ciencias físicas, las ciencias naturales. |